La semana pasada tuvo lugar un encuentro entre el comisario europeo de la Competencia, Joaquín Almunia, tres presidentes de las comunidades autónomas implicadas en el famoso «tax lease» (Asturias, Galicia y País Vasco), el ministro de Industria, José Manuel Soria, y los sindicatos. En un gesto de magnanimidad, les dijo que no tendrían que hacer frente a la devolución de ayudas ni armadores ni astilleros. Únicamente, los que pusieron en su día la financiación, a la postre, inversores. Bien, la supuesta concesión no deja de ser un trampantojo. Efectivamente, parece como si la injusticia de tener que devolver las ayudas públicas a la construcción naval, fuese menor dejando que todo el peso recaiga sobre el sistema financiero. El problema, sin embargo, es que sin dinero no se puede hacer barcos. Tan importantes son los astilleros o armadores, como la financiación necesaria para llevarlos a cabo. Y, si les hacen devolver a los inversores 2.800 millones de euros, ¿a quién le va a quedar ganas de financiar buques? ¿Cree el Comisario que esto no traerá consecuencias? Si los bancos españoles no son capaces ni de dar una hipoteca, ¿cómo va a apañárselas el sector para conseguir financiación sin ayudas? Desde que se instauró el «tax lease» en España se hicieron más de 270 barcos, cuando en 2011 comenzaron las primeras desavenencias por el sistema sólo se han logrado botar 17 hasta ahora. O sea, que ya con la incertidumbre los inversores han salido despavoridos. Al igual que la falta de crédito asfixia a la economía, en el Naval ocurrirá exactamente igual. Aquí o se da una solución global –que nadie tenga que devolver nada como en Francia- o los astilleros cerrarán. Tontos, pero no tanto.
La comisión para la reforma electoral del Parlamento asturiano gira a ritmo de calculadora. Sí, la que tienen los distintos partidos en función de sus intereses. En un principio, UPyD e IU querían eliminar las tres circunscripciones actuales. Lógicamente, para los grupos minoritarios es mejor que se descarten los diputados por Oriente y Occidente debido a una sencilla razón: no obtienen ninguno. Meter todos los votos en la misma urna les sería bastante más rentable. Por su parte, el PSOE quiere mantener las cosas como están –porque siguen ganando- pero además han conseguido un gran logro: el voto electrónico para los emigrantes. Así, serán más los que acudan a las urnas –no tienen por qué utilizar el voto rogado- y con ello el número de escaños a su favor crecerá. Quiero decir, pues, que en las elecciones de 2015 el voto emigrante va a ser más decisivo que nunca. Si esta vez ya lo fue –recuerden el disputado escaño del ex alcalde de Cudillero- en los próximos comicios aún más. La noche electoral de ese domingo posiblemente no será definitiva, y tendremos que esperar de nuevo al recuento para ver quién nos gobernará. De momento, la cosa parece que va a salir adelante con una especie de apaño entre el tripartito (PSOE, UPyD e IU). No va ser por circunscripción única como pretendía UPyD e IU, pero sí habrá una mejora en la proporcionalidad de los votos. En definitiva, quien de momento se ha llevado el gato al agua han sido los socialistas. Han cumplido su pacto con UPyD y encima ganarán votos. Tontos, pero no tanto.