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Jose Manuel Balbuena

RETORCIDA REALIDAD

Kilómetros de descrédito.

A veces la política trabaja contra sí misma. En una época donde el rechazo por parte del ciudadano hacia los políticos es alto, ciertos debates sólo contribuyen a acrecentarlo. Es el caso de los diputados asturianos y sus dietas por kilometraje. Como saben, los parlamentarios decidieron acabar con una situación ciertamente escandalosa: cobraban un complemento por manutención y estancia por importe de 933 euros exento de IRPF, además de tener asignadas unas dietas por kilometraje. Estas últimas durante toda la época del año: en agosto, por ejemplo, aunque no es periodo de sesiones, se seguían cobrando. Además, el cálculo era bastante sui géneris: algunos lo recibían incluso viviendo en la propia capital. O sea, si había 3 kilómetros hasta el Parlamento –supongo que medidos por GPS- se les tenía que reembolsar. Ante la polvareda que se montó con algún diputado -que tenía piso en Oviedo pero cobraba como si viniese todos los días desde el Occidente asturiano- decidió cambiarse. Esto fue, más o menos, hacia el mes de febrero. Sin embargo, ha pasado todo este tiempo y siguen igual. Fomentando un debate en los medios de comunicación que para nada les favorece. Un día salen diciendo que llegaron a un acuerdo y al siguiente lo contrario. UPyD siempre abogó por eliminarlos a lo que el resto de los grupos le respondieron que sólo tiene un diputado y encima de Gijón. El PP dio un giro inesperado de última hora renunciando al kilometraje. Foro presenta el tema como un tema de servicio al ciudadano: si no se cobra difícilmente se puede estar en contacto. Y para el PSOE es imprescindible que los diputados por las alas lo tengan. Lo malo, como digo, es que un asunto tan sensible hacia la opinión pública –porque casi nadie tiene estos privilegios en la empresa privada- es aireado para escarnio general. Quiero decir, pues, que lo correcto hubiese sido llevar una negociación menos altisonante al principio de la legislatura y presentar el acuerdo correspondiente para su valoración. Ahora, la imagen de una casta que no paga IRPF y encima trinca dietas por kilometraje es bastante generalizada.

Para la reflexión también hay un dato que conocimos esta semana: el Parlamento asturiano es el cuarto más caro de España en coste por diputado. Cada escaño sale por 307.578 euros al año. Madrid, con seis veces más de población, sale por 206.725 euros. Pregunto, ¿está acorde un presupuesto de 13,8 millones de euros anuales con su producción legislativa? ¿Es Asturias la cuarta comunidad de España en riqueza? Entonces, ¿por qué su parlamento gasta como si así lo fuera?

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Por JOSE MANUEL BALBUENA

Sobre el autor

Economista y empresario. Colaborador de EL COMERCIO desde hace ya muchos años. Vamos, un currante en toda regla


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