He de decir que, cuando Zapatero anunció la medida en su discurso de investidura, me dejó un poco contrariado. Como saben, el Gobierno pretende poner en marcha un plan por el cual, los emigrantes extracomunitarios, pueden recibir su prestación por desempleo íntegra si se van del país con el compromiso de no retornar en tres años. La verdad, digo, me dejó un poco helado porque hemos pasado de regularizar masivamente situaciones ilegales con el ministro Caldera, a pagar para que se vayan con Corbacho. En resumen: todo un contrasentido. Pues bien, parece que las cosas no le están saliendo bien al Ejecutivo con dicho plan. Tanto que han retrasado su puesta en funcionamiento hasta septiembre. Y la razón es obvia: no tienen demanda.
Normalmente, los emigrantes suelen ser el sostén económico de la familia en su país de origen. Es decir, con el dinero que ganan en España mantienen a los que allí se quedaron. Por tanto, si dejan de trabajar y vuelven difícilmente podrán contribuir económicamente. Por otro lado, muchos se encuentran completamente asentados, esto es, han comprado su piso y sus hijos nacieron o van al colegio aquí. En resumen: el Ejecutivo ha detectado que los emigrantes prefieren quedarse y pasar la crisis económica antes que regresar. Pues bien, la pregunta que me hago es si dicho plan tiene como objetivo «favorecer el desarrollo de los países de origen mediante el retorno de personas cualificadas» como dice el Gobierno, o, bien al contrario, reducir las cifras de paro y disminuir el gasto social. Juzguen ustedes.