El plan de vías vuelve a estar parado. Ésa es la única certeza que tenemos hasta ahora sobre todo el proyecto. Bajo la apariencia de que se están haciendo estudios técnicos, la realidad es que en Madrid lo tienen en stand-by. No quieren darle un empujón porque todo el mundo está en funciones. El Ministerio de Fomento, la Ministra y hasta los propios funcionarios encargados del tema. En absoluto tienen pensado dar un paso más allá por una sencilla razón: existen serias dudas sobre si mañana estarán en el cargo. Ante estas circunstancias, todo es un mar de incertidumbre. ¿Vale lo hablado hasta la fecha sobre situar la estación intermodal a la altura del Museo de Ferrocarril o no? ¿Se tiene intención de seguir por este camino o volveremos al plan redactado en 2008? Nadie lo sabe. Yo creo que ni el propio Ministerio. El Ayuntamiento está más solo que nunca a la hora de dar la batalla para sacarlo adelante. Ni le van a ayudar desde Fomento a impulsarlo, ni mucho menos desde Oviedo. Los primeros, obviamente, porque están pendientes de otros asuntos de mucho más calado. Tal y como está de revuelta la política nacional, como para pedirles que se preocupen por el levantamiento ferroviario en Gijón. Bastante tienen en Madrid, digo, con formar ejecutivo y que éste aguante los importantes desafíos que tiene por delante. Y la postura del Gobierno asturiano es aún peor: no apoyan de ninguna manera que la intermodal salga de Moreda tal y como estaba planeado. Ante este panorama, sólo queda esperar. Ver qué sucede con el nuevo gobierno central que se forme y obrar en consecuencia. En cualquier caso, estamos hablando de más tiempo, nuevos retrasos y quizá empezar todo de nuevo otra vez. Un poco desesperante, ¿no? Van a salir al mercado las parcelas del solar y no sabemos qué hacer si se venden. No existe el proyecto necesario para que el dinero se aplique a una obra determinada. La versión del plan de vías actual es tan frágil que un simple soplido la derriba. Incluso, fíjense, algo sencillo como la urbanización del «solarón» no acaba de inaugurarse. Iba a ser para principios de enero y, en fin, estamos a mediados sin que desaparezcan las vallas que lo rodean. Se le puso nombre rápido, eso sí, «Jardines del Tren de la libertad», pero no podemos hacer otra cosa que mirarlo desde fuera. Curioso, ¿no?