En política es muy importante distinguir entre rivales y enemigos. Muchas veces coinciden, pero, en esta época tan convulsa que nos ha tocado vivir, no. La diferencia entre ambos es sustancial. Así, el rival tradicional del PSOE siempre ha sido el PP y viceversa. Durante muchos años, se han dedicado a competir por el mismo espacio electoral: el centro. Ese votante –que cambiaba su voto en función de las circunstancias- era objeto de todas las campañas. De su movilidad dependía que un partido u otro formase gobierno. Sin embargo, la situación ha dado un giro copernicano. El rival del PSOE, claro, sigue siendo el PP; ahora bien, no representa ni mucho menos su enemigo. Esa función la cumple con creces Podemos. El partido morado se ha fijado como objetivo, no sólo invadir una parte del espacio socialista, sino comérselo entero. Dejarlo en la nada a poder ser. Algo parecido a lo que hizo con IU: fagocitarlo. Es más, todas las acciones de Podemos van en el sentido de confundir, alterar y dividir a los socialistas. Su estrategia –que manejan como nadie desde el día que nacieron- se basa precisamente en esto: generar desconcierto entre votantes, simpatizantes y militantes del partido de Pedro Sánchez. Su propuesta de «tripartito del cambio» presentada directamente al Rey, no era una hoja de ruta a seguir en sí, sino más bien el «Caballo de Troya» para que se produjese un debate interno en el PSOE. Y a fe que lo ha conseguido. Sánchez respondió de primeras que «Los votantes de Podemos, como los del PSOE, no entenderían que no nos pusiéramos de acuerdo». Revuelo general. Reacciones en contra y a favor. El portavoz socialista en el Congreso, Antonio Hernando, parecía más bien  un pregonero: un día decía una cosa y al siguiente voceaba la contraria. Tal y como pretendían los de Pablo Iglesias es como si hubiese dos PSOE. Uno malo e inmovilista representado por Felipe González. Y otro bueno, encarnado por Sánchez y su equipo. Los mensajes de Podemos en este sentido son lacerantes: «Demuestra si mandas tú o Guerra y Susana Díaz», ha llegado a decir Pablo Iglesias. Divide y vencerás. Podemos ha dejado al PSOE en la tesitura de elegir entre la espada o la pared: si pacta con Ciudadanos y el PP le acusarán con más fuerza de ser casta, y si lo hace con ellos comenzarán su demolición. Próxima estación de este Vía Crucis para el socialismo: el Comité Federal del sábado.