Vaya por delante que no me gustan los circos con animales. Me parecen mucho más estéticos y bonitos los que usan otro tipo de recursos: por ejemplo, los utilizados por el Circo del Sol como pudimos ver en los veranos que estuvo por aquí. Todos tenemos en mente la situación de abandono –o directamente de maltrato- al que se han visto sometidos muchos animales por parte de empresarios desalmados. También, cómo no, su sacrificio cuando ya no servían para el trabajo. Entiendo que estos comportamientos deben ser del todo punibles, además de completamente rechazados por el propio cliente del espectáculo. Sin embargo, la proposición que se aprobó en el Pleno del Ayuntamiento prohibiendo la instalación de circos con animales no discrimina. Es decir, no mira qué tipo de animales utiliza el circo (o atracción ferial, incluso) ni para qué. Le da igual que el número sea de un elefante al cual se le han arrancado los colmillos, que unos simples caballos que corren por la pista para deleite infantil. Le da igual que dicho circo haya pasado todos los controles veterinarios o de sanidad, porque la intención es prohibirlo en cualquier caso. En este sentido, me llama la atención la posición del grupo gobernante: Foro Asturias. Su voto a favor del texto presentado por IU y PSOE es una incongruencia: Foro el año pasado defendió al máximo los festejos taurinos de la Feria de Begoña. Se negó en redondo a prohibirlos. En plena polémica, lo justificó en aras a la libertad individual de cada uno para acudir a los toros. En resumen, que según parece las corridas no van a tener impedimento alguno en Gijón y, en cambio, los circos sí. Ya me dirán si no deja de ser una incoherencia. El problema de este tipo de prohibiciones –que obedecen muchas veces a razones ideológicas- es que no sabemos cuál va a ser el límite. En verano, es muy común ver mercados medievales, astures, del Quijote, etcétera. Ahí también se exhiben y utilizan animales: paseos en burro o ponis para los más pequeños, sin ir más lejos. Pregunto, ¿se van a prohibir? En la cabalgata de Reyes, como ocurrió este año, sus majestades suelen montar en camello entre una multitud que les aguarda, ¿acaso lo van a prohibir también? A este paso –permítanme la broma- vamos a acabar cuestionando hasta el famoso concurso hípico de nuestra ciudad. Quién sabe si esos jinetes no maltratan a sus caballos cuando les entrenan en el salto. A saber si no les dan de comer para que estén más ligeros. Seguro que utilizan el látigo para su doma. En fin…