A mí lo del Área Metropolitana de Asturias (AMA) me recuerda a la película Metrópolis de Fritz Lang. Una distopía que revela la creación de dos mundos: uno ideal en superficie y otro subterráneo de esclavitud. Así, los defensores del documento presentado por el Principado -«Directrices subregionales de ordenación del área central de Asturias»- nos muestran un mundo apocalíptico en el caso de no aplicarse. Poco menos que las plagas de Egipto y la maldición de la tumba de Tutankamón juntas. Dicen que habrá atascos por doquier, contaminación, desorden y caos. Ahora bien, si se lleva a cabo el mágico AMA eso va a cambiar. De hecho, incluso seremos la envidia de Europa y un foco de crecimiento continuo. Ojo, todo ello en una comunidad con una sangría demográfica que va a más, y donde ya hay casi más jubilados que gente trabajando. El problema que le veo al AMA –tan pomposamente presentado por el Gobierno asturiano- es que ya tiene demasiadas cargas previas. Yo no sé cómo piensa restañar las numerosas heridas que fueron creadas durante el desorden que hasta ahora reinó. Porque, ¿acaso el AMA tiene una receta para los millones de metros cuadrados –sumen el polígono de Bobes en Siero, la ZALIA o LLoreda en Gijón y alguno más- de suelo industrial que van a quedar sin utilizar? La misma pregunta la podríamos hacer sobre las comunicaciones. En el documento nos reprochan a los asturianos que usamos mucho el coche en nuestros desplazamientos. No sé, ¿queda otra? Para trasladarse entre Gijón y Oviedo, ¿existe otro tipo de transporte mejor que no sea por carretera? ¿Recuerdan los del AMA lo que es viajar en un cercanías por Asturias a 10 Km/h? ¿Saben que para modernizar y ser atractivo al pasajero el Gobierno central –que no el de aquí- tiene que invertir muchos millones de euros? ¿Es que no se dan cuenta de que en Gijón no tenemos ni previsión a corto plazo de estación de autobuses, y la provisional de ferrocarril es una máquina de perder viajeros? Incide el estudio en derribar los localismos de cara a una planificación, pero ése no es el único problema. La política y sus tejemanejes partidistas lo son mucho más. El AMA fue subscrito por todos los alcaldes socialistas con entusiasmo, mientras que el resto lo ponía en solfa. De haber sido al revés, es decir, con un gobierno autonómico de otro color, hubiese sucedido todo lo contrario. Aquí cada uno diseña Asturias según el color del cristal político con el que lo mira. En fin, tampoco le den más vueltas. Todo esto muy probablemente quedará en nada. Pompas de jabón. El AMA irá directamente al limbo de los proyectos sin realizar, como los otros dos intentos anteriores.