Igual que si fuese una triquiñuela de vendedor, el secretario de Estado de Infraestructuras, Julio Gómez Pomar, se tiró un farol con las parcelas del solar del plan de vías. Dijo que había «más de 30 solicitudes de interés» y, sin embargo, a la hora de la verdad, no se presentó ninguna oferta en firme. Esta misma semana se tenían que abrir los sobres, pero hay que declarar desierta la subasta. Buena prueba, sin duda, de que las pretensiones sobre las mismas por parte de Gijón al Norte eran excesivas. Quizás basadas en tasaciones hinchadas que decían lo que se quería escuchar: que el suelo en la zona centro está a precio de oro. Ahora bien, sólo con analizar los números hubieran caído en la cuenta de lo irreal de sus cálculos. 70 millones de euros para, más o menos, construir 400 viviendas, da como resultado pisos por encima de 500.000 euros. O sea, un tipo de vivienda que actualmente no se vende así como así en Gijón. Además, a esto hay que sumarle las incertidumbres propias del proyecto: ¿dónde va a ir ubicada por fin la estación intermodal? Nadie lo sabe con certeza y, por eso, porque construir sin saber dónde va a estar situada la infraestructura que condiciona todo, es como jugar a la Loto, los promotores no aparecen. Más bien, se retrotraen ante lo imprevisible del resultado final. Entiendo que, como cualquiera de nosotros que quiere vender un piso, lo primero es bajar el precio. Situar los 44.669 metros cuadrados edificables en el entorno de los 50 millones de euros sería más razonable. Eso daría lugar a viviendas sobre los 300.000 euros, mucho más acordes con el nivel económico actual. Serían caras, claro, pero no imposibles. Por su parte, nuestra Alcaldesa, Carmen Moriyón, también le dio un buen baño de realidad al plan. Dijo que no se darán pasos mientras el Gobierno siga en funciones. A lo cual, yo añadiría aún más: ni después es probable que tampoco. El 26-J habrá de nuevo elecciones. De ahí saldrá un Ejecutivo formado por varios partidos, no puede ser de otra manera, que seguro que no tendrá entre sus prioridades el levantamiento ferroviario gijonés. Si acaso, y con buena suerte, se logrará por fin aclarar dónde va a ir la intermodal. Todo ello, si el juego político –veremos de qué signo es- lo permite. Tomen, pues, buena nota de esto: la legislatura para el plan de vías está perdida. Se hace muy difícil que ante esta coyuntura pueda salir adelante.