La verdad, hay noticias extrañas, raras en su concepción. Uno podría esperar que Francisco Álvarez-Cascos fuese a declarar a un juzgado, no sé, por una obra contratada durante su época de ministro de Fomento, o, quizá, fíjense, hasta por su turbulenta vida sentimental. Pero no. Los hechos por los que hoy tendrá que comparecer ante el Juzgado de Instrucción número 1 de Madrid son mucho más ladinos, casi de película de espías.
El 20 de febrero los trabajadores de Sacyr Vallehermoso -una de las grandes inmobiliarias de este país- junto con muchas otras personas recibieron en su móvil el siguiente mensaje. «Próxima suspensión de pagos de Sacyr Vallehermoso. El PSOE responsable de pactar inmunidad y pagar a los responsables de dicha compañía a cambio de aguantar hasta después de las elecciones. Zapatero se ha jugado el puesto. Pásalo». La compañía, como es lógico, se puso en guardia y denunció los hechos, porque, entre otras cosas, culpó al envío masivo de SMS de la importante bajada en Bolsa que sufrió. Cuando la policía llegó al móvil original del cual partió el mensaje, éste pertenecía a una empresa propiedad del ex ministro. Bien, a veces la realidad, repito, supera cualquier tipo de ficción. Ni el mismísimo James Bond hubiera podido urdir semejante intriga.