>

Blogs

Jose Manuel Balbuena

RETORCIDA REALIDAD

Una verdad incómoda.

Lo recuerdo perfectamente. Fue el 18 octubre de 2014. El PP gijonés afrontaba un congreso que ya había sido polémico desde sus inicios. Estaba cubriéndolo una redactora de EL COMERCIO, con quien intercambié llamadas durante la tarde de aquel sábado. «Balbu», me decía, «lo que estamos viviendo aquí es alucinante». Se refería a que habían cerrado las puertas para que no se escuchasen los abucheos en su interior. O que la seguridad privada contratada hacía poco menos que de guardia pretoriana. O como muchos militantes se quedaban en la calle al impedirles el acceso, mientras que otros (los afines, claro) ya estaban sentados en el salón de la Escuela de Hostelería. Al final, salió elegido el candidato nombrado a dedo: David González Medina. Su cara, levantando los brazos junto con la Presidenta popular, Mercedes Fernández, resultaba todo un poema. Rostro muy serio para el que debería de haber sido su día. El final de esta pantomima ya lo conocen: tres meses después el congreso fue anulado. La sentencia del juzgado de Primera Instancia número 4 de Gijón recogió con profusión –incluida columna de un servidor- las informaciones que se publicaron en estas mismas páginas. González Medina renunció a volver a presentarse y posteriormente fue ascendido: ahora es diputado en la Junta. Pero antes de todo eso prometió una cosa que ha acabado cumpliendo: intentar matar al mensajero. La petición de tres años y ocho meses de prisión para el periodista Marcos Moro y el ex director de esta casa, Iñigo Noriega, puede calificarse así. Algo inaudito e incomprensible. Por esa regla de tres, si no se puede informar sobre verdades incómodas en la vida de cualquier político, media profesión periodística estaría entre rejas. Ni se hubiese descubierto la trama de la Gürtel, ni el «caso Bárcenas», ni la «operación Púnica», ni todo lo que vino detrás. González Medina acumulaba una condena por tráfico de drogas en 2004 y una sanción por consumo de estupefacientes en 2011. Eso fue lo que se publicó. Los juicios a dicha conducta –pecados de juventud, como fueron calificados en su día- ya le corresponden a ustedes. La querella presentada por el diputado asturiano del PP tal parece la guinda a un desastre: el que mantiene al PP gijonés convertido en una caja de grillos. En abril de este mismo año volvió a ser anulado de nuevo otro congreso. Esta vez, porque los muertos, presuntamente, también formaron parte del censo. En fin, yo que el PP, en vez de permitir que sus cargos se dediquen a perseguir periodistas, me dedicaría a solucionar estas cosas. Sin duda, les iría mejor.

Temas

Por JOSE MANUEL BALBUENA

Sobre el autor

Economista y empresario. Colaborador de EL COMERCIO desde hace ya muchos años. Vamos, un currante en toda regla


junio 2016
MTWTFSS
  12345
6789101112
13141516171819
20212223242526
27282930