La vida sigue igual como dice la canción. Tras el debate sobre el estado del municipio, podemos asegurar que todo es aburrimiento dentro de nuestro Consistorio. Pura y dura rutina. El equipo de gobierno municipal, con ocho ediles disponibles, hace labor de gestión (cobros y pagos) pero no política: esas luces largas que se necesitan para que tengamos proyectos, estrategias e ideas. Siempre está a expensas de lo que quiera la oposición. Ahora, y como nueva piedra de toque, tiene el difícil reto de sacar adelante un presupuesto para el siguiente ejercicio. Dado que el actual está prorrogado, sería un desastre que volviese a suceder. Sin embargo, no se extrañen. En estos momentos, es lo más probable. Mucho hablar de acuerdos, de diálogo, consenso y blablablá; pero a la hora de verdad siempre se impone la obstrucción. El «no» rotundo de una oposición a la que le viene de perlas el escenario actual: que cada vez que Foro necesite dinero pase por el Pleno. Nada de acuerdos por un año puesto que es mejor el corto plazo. El día a día –sin mayores complicaciones- es lo que mola. Por su parte, la oposición relevante –me refiero a PSOE, IU y Xixón Sí Puede (XSP)- sigue en busca del Santo Grial. Aurelio Martín, cual caballero Perceval, anda errante por esos mundos de la izquierda persiguiendo la unidad frente a la derecha de Foro. Este entente, sagrada alianza o como le queramos llamar parece que no se ve por ningún lado. Y aunque Martín lo volvió a repetir en el Pleno del miércoles, cayó en saco roto. XSP demostró que va por libre. Eso de unirse por la ideología es de otros tiempos. Ahora lo que se lleva son las prebendas, es decir, las que consigue del gobierno municipal cada dos por tres. Por tanto, no se extrañen que haya pasado el verano y sigamos con los mismos problemas. Algunos, bien es cierto, heredados y cuya solución no se dilucida sólo en el ámbito municipal. ¿Tuvo el turismo en Gijón una estación de tren digna donde ser recibido? No, como desde hace ya 14 años. Tiempo transcurrido desde que se firmó el plan de vías (2002). ¿Y de autobús? Tampoco, seguimos utilizando un apeadero privado. ¿Acaso se solucionó el tema de la depuradora? Ni mucho menos. La situación es incluso peor: emitimos al mundo submarino mierda por doquier. A esto, yo diría que los gijoneses nos hemos acabado acostumbrado. No esperamos nada –ni nada pedimos- porque estamos igual que nuestros políticos: sumidos en el tedio más absoluto. La sociedad civil en nuestra ciudad está muerta.