«Fuimos los últimos en entrar en crisis y estoy seguro de que seremos los primeros en salir de ella». Son palabras del Presidente asturiano, Vicente Álvarez Areces, durante el pleno del Parlamento asturiano en torno a las medias tomadas por su Gobierno. Bien, veo que los discursos políticos sobre la crisis en nuestro paraíso natural, siguen una evolución paralela a la española. Es decir, con buenas dosis de optimismo inicial, bajón ante la cruda realidad y, como pronóstico de futuro, vuelta otra vez al optimismo inicial. Recuerden que cuando se inició y golpeaba a otras regiones más dinámicas económicamente, se decía: «Nuestra estructura es distinta y, por no depender del ladrillo, aquí será menos intensa». Sin embargo, todo cambió con datos sobre el desempleo como los del mes pasado y entonces, ya sin dudarlo, se empezó a admitir la «travesía del desierto» que nos queda por pasar. Por tanto, con un mayor rigor que los propios deseos, vamos a analizar si es posible salir a flote antes que los demás.
Para mí, las tesis sobre que resistiríamos mejor la crisis se han desmoronado por completo. Ésta ha afectado a uno de los pilares fundamentales de nuestra economía, a la sazón, la industria. Los sucesivos recortes (paradas de altos hornos, congelación de inversiones o regulaciones de empleos) que se han producido en Arcelor-Mittal dan buena prueba de ello. Y eso, lógicamente, acabará cuando la economía mundial, a la postre, a quien suministra el gigante siderúrgico, se normalice. Pero también, el sector servicios pasará su particular vía crucis durante este año y puede que el siguiente. Como es obvio, el turismo, por ejemplo, depende del consumo y éste, que se sepa, sigue hundiéndose cada vez más. Por esto, decir que aquí se va a reactivar antes por algún efecto taumatúrgico de la Virgen de Covadonga, es un ejercicio claro de voluntarismo y poca cosa más. Somos una economía pequeña, dependiente del resto (el sector público no puede con todo, aunque algunos piensen que sí) y en donde apenas trabaja el 52 por ciento de su población, ¿es eso quizá suficiente para ser distintos a los demás?