La verdad, sorprende ver hoy la noticia sobre los gastos de una conferencia del juez Baltasar Garzón en Avilés. Éste, en el 2007, acudió a la Escuela Internacional de Verano que organiza la Fundación Asturias (UGT) junto con la Universidad para dar una conferencia que llevaba por título «Libertad y seguridad. Los retos para una nueva ciudadanía». Según dicen, en los 60 minutos que duró cobró del sindicato 12.000 euros, más 3.000 para el intermediario (supongo que será su representante) y todos los gastos de viaje más manutención para él y sus guardaespaldas. Como comprenderán, el hecho en sí es bastante llamativo, máxime si tenemos en cuenta que la misma conferencia se volvió a repetir en México mes y medio después sin cambiar una coma.
A mí el caché en sí -aunque me parece demasiado elevado- no me produce del todo escándalo (sólo sonrojo). Es algo así como el sueldo de algunos futbolistas: si hay alguien que lo paga… En cambio, el que un sindicato se dedique a gastar su dinero en estas cosas sí. Más si tenemos en cuenta que su papel, a tenor de la crisis económica, está completamente en entredicho. La fuente de financiación mayoritaria de los mismos son los fondos estatales (15 millones y medio de euros se llevan al año los dos mayoritarios) y, pregunto, ¿es lógico que gasten el dinero público y el de sus afiliados en este tipo de cosas?