«El Gijón de 2106 no se puede entender sin el trabajo y el liderazgo del PSOE», esta frase es parte de un artículo del portavoz socialista en el Ayuntamiento, José María Pérez, publicado en estas mismas páginas. Todo ello, a cuenta de la celebración del 125 aniversario de la Agrupación Socialista Gijonesa y no podemos estar más de acuerdo. El Gijón que todos conocemos, el de la era democrática, es atribuible íntegramente al PSOE. De eso, no cabe ni la menor duda. Los aciertos y errores son imputables casi en su totalidad a la labor de los socialistas sin mayor debate posible. Era tal su dominio político sobre esta ciudad que ya no se discutía la victoria, sino simplemente si iba a ser por mayoría absoluta. Los candidatos elegidos por su agrupación llevaban el marchamo de alcaldes, los programas electorales casi ley y éste era el modelo de referencia municipal socialista para toda Asturias. Así, durante 32 años. Sin embargo, las cosas han cambiado mucho. Ahora mismo, el PSOE gijonés mantiene a duras penas el liderazgo de la oposición. Desde que en mayo de 2011 una completa desconocida, Carmen Moriyón, le arrebatase la alcaldía; todo ha sido ir cuesta abajo. De tener diez concejales en aquella fecha, a los siete de que disfruta en la actualidad. De haber sido un partido hegemónico y todopoderoso, a que Xixón Sí Puede le haya «sorpassado» en las dos últimas elecciones generales celebradas. De tener 73.325 votos en 1999 con Paz Fernández Felgueroso, a los 30.105 que alcanzó Pérez hace poco más de un año. O dicho de otra manera: casi el 60 por ciento del apoyo perdido por el camino. Hoy por hoy, al socialismo gijonés no se le reconoce: no deja de ser un fantasma de lo que fue. Transita por la oposición municipal sin mayor pena ni gloria. Incapaz de articular de nuevo un discurso ilusionante y ganador que le devuelva un esplendor pasado. El mensaje que recibieron sus militantes el domingo fue muy parecido a cómo un veterano soldado rememora los días de triunfo, en la novela «El capitán Alatriste» de Arturo Pérez Reverte: cuenta lo que fuimos. Sin más, sin ningún análisis crítico o similar. Es verdad, bien es cierto, que el acto no estaba pensado para eso y quizá una catarsis hubiese sido excesiva. Ahora bien, Alfonso Guerra dijo lo siguiente: «Los problemas no desaparecen por ignorarlos». Reflexión que, aunque pensada en otro contexto, sirve perfectamente para ilustrar la situación que vive la Agrupación Socialista Gijonesa tras 125 años de historia.