La trama. Sorprendentemente en una entrevista para Canal Diez, Antonio Masip dijo lo siguiente. Ligaba la no presencia de Ovidio Sánchez en las listas de la candidatura europea, a los oscuros intereses urdidos desde Génova en contra de la obra de El Musel. Esto es, en cuanto el presidente de los populares asturianos manifestó su deseo de incorporarse a Europa, una especie de vigilancia (incluido espionaje) se puso en marcha para desmontarla. La razón: desde Madrid quieren que El Musel no reciba dinero europeo para tapar el agujero y, ojo, Ovidio Sánchez, sería una traba muy importante para ello. Dos cosas, Antonio. La primera, deberían de haber empezado a vigilar a OS desde hace ya muchos años, porque mira que lleva tiempo diciendo lo de ser europarlamentario. Y segunda, OS es un peligro enorme para Génova. De hecho, tiembla hasta el propio Rajoy con su sola presencia en las listas. Estoy seguro que se hubiera rebelado contra cualquier decisión como ha demostrado año tras año en Asturias. Sin duda, Antonio, Ovidio es un elemento muy conflictivo dentro de la organización. Casi un activista.
El discurso «Eurotonto». El otro día, en un mitin de Rodríguez Ibarra en Asturias, vimos un ejemplo de lo que yo considero el discurso «Eurotonto». Consiste éste en decir sí a Europa sin ningún pero. Por ejemplo. Cuando aquella bazofia de constitución fue presentada a la ciudadanía, el Gobierno se apuró en votarla dando como único argumento que venía de Europa. Al poco tiempo, fue rechazada por el resto de países y quedó completamente muerta. Rodríguez Ibarra planteó una vez más esto en su acto de campaña: todo lo que venga de Europa vale y es bueno, por tanto, hay que aceptarlo sin más. Discurso, por otra parte, que servía cuando España era un país aislado y lleno de complejos. Ahora, considero, se pueden discutir muchas cosas que se plantean desde Bruselas (política agrícola, sobre la leche, industria naval, etcétera) y, créanme, no pasa nada. También lo hacen en Francia, Alemania, Reino Unido…
El Falcon. Llevar toda una campaña con el argumento de si un Presidente del Gobierno debe viajar o no en un avión de Estado, es tremendamente simplista. Tanto que da idea: a) de que la misma no interesa a nadie y por eso está bajo mínimos intelectuales y b), de que esto ya es una estrategia del Partido Popular para cualquier tipo de elección que venga. No podemos decir, pues, más de este debate artificial que se alarga y extiende como un culebrón televisivo. En fin, aquí tienen lo último en forma de vídeo.