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Jose Manuel Balbuena

RETORCIDA REALIDAD

Yo pregunto.

En Finlandia van a poner a prueba lo de la renta básica. Han elegido a dos mil ciudadanos en paro que cobrarán 560 euros al mes sin condiciones. Es decir, no están obligados a nada. Ni tienen que aceptar ofertas de trabajo, ni formarse, ni su aprobación depende en absoluto del poder económico del individuo en cuestión. Es más, tampoco tienen por qué declararla a Hacienda y no la pierden si les toca la lotería o heredan cinco mansiones. Además, son compatibles con cualquier renta o salario que puedan percibir. En resumen, durante dos años recibirán una prestación porque sí. El proyecto piloto tiene como objetivo saber si una renta básica desincentiva la búsqueda de empleo. O sea, si esta gente prefiere trabajar o acomodarse a vivir de un ingreso sin mayores complicaciones. En Gijón, la Renta Social Municipal que se va a poner en marcha, también tiene algo de experimento. Se van a repartir, en teoría, 7,7 millones de euros en ayudas tal y como dicen sus creadores –Xixón Sí Puede (XSP), IU y Foro como artista invitado- sin contraprestaciones. Una vez definida la puerta de entrada a «Subvención World» sus beneficiarios ya pueden estar tranquilos. Los controles serán laxos, las cuantías generosas y se les molestará lo menos posible. De hecho, XSP e IU ya están metiendo prisa para que todo esté funcionando en marzo. La propia alcaldesa, Carmen Moriyón, en estas mismas páginas, señalaba que el Plan de Emergencia Social-Renta Social Municipal es uno de los hitos de su mandato. Incluso, fíjense, hasta se mostraba orgullosa. ¡Hey, cómo mola eso de los subsidios a granel! Seguramente, la demanda será infinita. Muchísima gente se apuntará para ver si cae algo y sus impulsores se mostrarán maravillados: «Veis, si ya os lo decía yo. En Gijón hay mucha pobreza». Sin embargo, a Juan García, el gijonés que ya hemos mencionado en esta columna y que no aspira a que le resuelvan la vida, se le quedará cara de tonto. Incluso se sentirá como una vaca: en el futuro le van a ordeñar a base de impuestos para financiar el crecimiento exponencial que experimentará la Fundación Municipal de Servicios Sociales. En Suiza hicieron un referéndum para ver si ponían en marcha una medida similar. Su renta básica era, ojo, de 2.250 euros al mes y 600 para los menores. El coste de implantarla representaba comerse un tercio del PIB del país. ¿Cuál creen que fue el resultado? Pues el 77% de los suizos dijeron que no. Pregunto, ¿pasaría esto mismo en nuestra ciudad? ¿Qué dirían los gijoneses si se les preguntase? ¿Están dispuestos a que sus impuestos sólo sirvan para financiar un Plan de Emergencia Social?

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Por JOSE MANUEL BALBUENA

Sobre el autor

Economista y empresario. Colaborador de EL COMERCIO desde hace ya muchos años. Vamos, un currante en toda regla


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