Sí, lo del Festival Internacional de Cine de Xixón (FICX) debería tener nombre de película. Algo así como «El extraño caso del director del FICX» y sería un filme de serie B. Un bodrio infumable. Verán, allá por el mes de marzo del año pasado el consejo de administración de Divertia, ente municipal del que depende, decidió destituir a su director, Nacho Carballo. La oposición en bloque votó en contra de su gestión, yéndose a la calle por no lograr controlar los costes. Entonces, se quedó en realizar una selección entre distintos candidatos en función de los proyectos que presentasen. Las bases que se montaron fueron tan ridículas que sólo llegó uno vivo al final. A todos los tumbó el inglés puesto que no tenían el nivel certificado exigido. Vamos a ver, ¿qué estamos buscando: el director de un festival o un profesor titulado? Los miembros de la comisión valoradora del proceso selección eran de lo más pintoresco. Estaba formado por Foro, Xixón Sí Puede, PP, Ciudadanos, el Ateneo Jovellanos, el Ateneo Obrero, la Sociedad Cultural Gijonesa, Otea y la Cámara de Comercio de Gijón. Como sabemos de sobra, reconocidos expertos en la organización de este tipo de eventos. Su razón principal para dejar el puesto desierto fue que el único proyecto posible, «no imprimía al FICX el giro que pretendía esta convocatoria». ¿Qué giro? ¿De qué hablan? No sé ustedes, pero yo lo tengo claro: donde entra la política que la cultura se eche a temblar. El director del FICX tiene que nombrarlo el equipo de gobierno municipal y punto. José Luis Cienfuegos, el anterior titular, estuvo en el cargo durante diecisiete años todos ellos con el PSOE. ¿Lo discutió alguien? ¿Propusieron acaso que se hiciera algún tipo de convocatoria para el puesto? No, más bien, llegó a ser tal la simbiosis que Cienfuegos intentó registrar la marca del festival a su nombre. Si llega a seguir, como era el deseo de la mayoría de la oposición, nuca se hubiese montado este tinglado. Según parece, a Foro se le ha prohibido esta potestad. Eso sí, cuando el FICX no guste le lloverán los palos. Dirán que vaya basura que ha montado, a pesar de que ni siquiera puede elegir quién lo dirige. Estamos a once meses de su celebración y esta peculiar oposición, por lo visto, se quiere volver a repetir. Como no tiene ya bastantes problemas el certamen gijonés para subsistir –sin salas de proyección o con un hachazo importante que le ha pegado el Principado en sus ayudas- vamos a buscarnos más. ¡Ay cultura, en tu nombre, cuántos desmanes se cometen!