Es curioso lo del pacto por infraestructuras. Más que nada, porque tal parece que está hecho para tenernos entretenidos mientras todo sigue igual. Me refiero al documento -«Infraestructuras de comunicación del Estado que Asturias necesita. Alianza social y política»- auspiciado desde el Principado. En el mismo, se detallan una serie de obras urgentes que debe realizar el Gobierno central en nuestro paraíso natural. Algunas (o casi todas) reivindicaciones históricas que nunca han encontrado respuesta desde Madrid. Sin embargo, por lo visto, se pretende ahora darle un formato solemne buscando el apoyo de diecisiete organizaciones (Cámaras de Comercio, sindicatos, transportistas, etcétera) al que podrían sumarse tranquilamente otras cien o doscientas. Pregunto, ¿quién no va a estar de acuerdo con que se acaben de una puñetera vez los túneles de Pajares? ¿O con que llegue el AVE a Asturias? ¿Es acaso esto cuestión de deseos? Como digo, difícilmente nadie va a dejar de adherirse a esta especie de carta a los reyes magos. Ahora bien, el problema está en nosotros mismos. No tenemos que buscar los demonios fuera, porque los tenemos muy cerca. Vean si no las reivindicaciones para Gijón. El documento pide al Estado un segundo acceso a la ZALIA desde la «Y» (A-66) a la altura de San Andrés de los Tacones. Bien, yo me imagino al voluntarioso ministro de Fomento, Iñigo de la Serna, partiéndose la caja. Llorando de risa cuando le exijan dinero para una infraestructura fallida. Dirá el hombre, con toda la razón, que esto es un proyecto del Gobierno asturiano que ha salido mal y que no le endosen el muerto. Si no, díganme por qué se han borrado ya el Ayuntamiento de Avilés y la propia autoridad portuaria, se ha vendido una única parcela y el acceso previsto hubo que repetirlo ante los graves errores en su diseño. A la fuerza se tiene que pasar la petición por el forro. Vamos con otra: el plan de vías. El Principado, como tonto, pide el impulso pero en función, claro, de su situación. Es decir, a que la estación intermodal acabe ubicada en Moreda. Cosa que, como parece ya decidido, no va a ser así: tanto Ayuntamiento como Fomento la quieren a la altura del Museo del Ferrocarril. Lo único que ha encontrado el ministro en su reciente visita a la ciudad ha sido desunión. Es decir, que la consejería de Infraestructuras asturiana tira en una dirección y los demás en otra. Con estos mimbres, la verdad, pedirle empuje a De la Serna es bastante complicado. Seguramente pensará, que lo primero es que nos pongamos de acuerdo para empezar a hablar. Otra petición, no lo duden, que se va a pasar por el forro.