Sorprende, a la vista de la situación, que las entidades financieras no presenten ni una sola cuenta de resultados negativa. Es más, algunas se dedican incluso a repartir beneficios a cuenta, cuando, realmente, debería ser todo lo contrario: tendrían que realizar provisiones de cara a la morosidad. Si tenemos en cuenta que la banca fue quien financió la burbuja inmobiliaria y ésta, como es sabido, estalló bajando precios y derrumbando empresas; ¿cómo es que ninguna entidad se haya visto especialmente afectada? ¿Cómo puede ser posible que auténticas «entidades zombies» (muertos económicos vivientes) sigan presentando resultados lustrosos o negándose sistemáticamente a fusionarse con otras más solventes? ¿No habría que empezar a separar el grano de la paja?
Un informe de la firma Variant Perception -especializada en este tipo de temas- habla claramente de esto en Financial Times. Dice que los bancos españoles están actuando como lo hicieron en su día los japoneses para ocultar el pinchazo de la burbuja inmobiliaria. Esto es, operando mediante sociedades interpuestas que eliminan pérdidas de los balances. Yo, en mi experiencia, les cuento lo que desde hace un tiempo vengo observando. Hay entidades, por ejemplo, que te ofrecen dos listados de inmuebles: unos que ya están ejecutados y por tanto de su propiedad; y otros tutelados que siguen siendo de sus dueños aunque sólo de manera virtual. ¿El motivo? No tener que contabilizarlos como impagados al hacerse con su propiedad. Saquen ustedes las conclusiones.