Realizar un Plan General de Ordenación (PGO) para Gijón se ha vuelto misión imposible. Blindarlo ante los ataques que va a recibir, obliga a sus redactores a realizar una suerte de ingeniería de alto nivel. Encajar piezas –tanto jurídicas como urbanísticas- de un puzle tan complejo que resulta un auténtico sudoku. Digo más, en el PGO que se está tramitando saltaron todas las alarmas cuando se detectaron errores. La gravedad de los mismos llevaron a pensar en volver a rehacerlo desde cero, sin embargo, según parece, con una segunda exposición pública podría salvarse la cuestión. Ahora bien, nadie garantiza que una simple demanda individual ante una alegación denegada lo ponga en un brete. No sería, por cierto, la primera vez. Pues bien, a los enemigos externos –los que defienden sus intereses privados, también llamado «qué hay de lo mío»- habría que añadir para más inri los internos. El ex jefe del servicio técnico de Urbanismo durante once años, Javier Domingo, parece llevar bastante mal su destitución. Preguntado sobre la actual revisión contesta con una cita de Séneca: «Al marino que no conoce su rumbo ningún viento le será favorable». Dando a entender, obviamente, que esta nave urbanística acabará contra las rocas una vez más. Domingo no para de hacer acusaciones tan graves como las siguientes.«Durante mi baja se pidió, casi exigió, a los arquitectos del servicio técnico de Urbanismo que informaran favorablemente el documento de aprobación inicial», añadiendo además «naturalmente se negaron a prevaricar y se les amenazó con trasladarles a otras áreas o bajarles de categoría». Siguiendo con «pero alguien terminó haciéndolo y pidió mejor recompensa: una dirección general». Queda claro, pues, que dentro del departamento de Urbanismo del Ayuntamiento los demonios andan sueltos prendiendo fuegos por doquier. En fin, yo pediría –quizá de forma ingenua- que más que nunca se mire por el interés general. Este plan no nato ya ha sufrido las intrigas palaciegas que se desataron dentro del equipo redactor, y ahora también los problemas internos del departamento de Urbanismo. Lo realmente importante es que esta ciudad tenga, por fin, un PGO y que acabemos con esta auténtica agonía. Llevamos ya sin planeamiento la friolera de casi cuatro años y hace falta como el comer. Por tanto, a aquellos que desean que fracase la actual revisión por motivos personales cualesquiera, les menciono estos versos de Leonardo Castellani que en otra ocasión aquí mismo cité: «El jorobado se queja de su joroba/ y yo no sé si quieren que se la quiten/ o jorobarnos a todos».