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Jose Manuel Balbuena

RETORCIDA REALIDAD

Compromiso cero.

Los Presupuestos Generales del Estado (PGE) se parecen cada vez más a los del Principado: se cuadran a base de bajadas en la inversión. No hay que profundizar mucho para verlo: llevan una reducción del 11,6% en infraestructuras con respecto al año pasado. De hecho, el Ministro de Economía y Hacienda, Cristóbal Montoro, no paró de resaltar durante su presentación la alta repercusión que tiene el llamado gasto social. O sea, se apunta a la moda de los nuevos tiempos. Aproximadamente, cinco de cada diez euros (el 56% para ser exactos) van destinados a estas partidas. Llevan camino los PGE, sin duda, de acabar como en Asturias donde ya vamos por los seis y subiendo. Así, claro, no queda margen para ninguna otra cosa. O dicho de otra forma: si el gasto corriente no se quiere tocar porque tiene coste político, la inversión cae y volverá de nuevo a ser el pariente pobre en futuros proyectos. Pues bien, en esta tesitura, el Ministro de Fomento, Iñigo de la Serna, nos ha intentado vender la moto. Esto es, hacernos creer que las cuentas de su departamento son mejores cuando, en realidad, es todo lo contrario. El muy pillín utilizó la retórica en su desglose con objeto de realizar un trampantojo. Comparó las cifras de lo ejecutado el pasado ejercicio con un Gobierno en funciones, para de esta manera montar una ilusión óptica: se gasta más. Nada de eso. Se mire por donde se mire estamos peor. En Asturias, sin ir más lejos, la cifra cae por debajo de la de 1999. Es decir, se le vuelve a dar una vuelta de tuerca con respecto a 2016 (97,35 millones de euros menos) y está bajo mínimos. Prácticamente, se reservan partidas cicateras para el ferrocarril –eso sí, para el corredor mediterráneo hay 715 millones de euros- y poca cosa más. Incluso hay olvidos, digámoslo así, llamativos y que duelen. Me refiero, por ejemplo, al plan de vías de Gijón. Una obra largamente añorada por la ciudad –lleva esperando por ella la friolera de quince años- y que De la Serna vino a visitar personalmente. Sin embargo, los cero euros con la que la ha dotado es prueba inequívoca de lo que tiene pensado hacer: nada. En la semana donde algunos se tiran de los pelos por la llegada de la alta velocidad a Lena –sí, es la única comunidad donde esto se convierte en tragedia- nos acaban de dar un baño de realidad. Una cosa son las palabras y otra los hechos. Nuestras infraestructuras van al ralentí y están pendientes de un hilo. Cualquier contrariedad –una mínima contracción económica- las volverá a parar. El compromiso del Gobierno central con Asturias es escaso y se ha vuelto a demostrar.

 

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Por JOSE MANUEL BALBUENA

Sobre el autor

Economista y empresario. Colaborador de EL COMERCIO desde hace ya muchos años. Vamos, un currante en toda regla


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