El Musel. A veces pienso que, en el tema de los sobrecostes de El Musel, se tira al muñeco. Esto es, se elige al puerto gijonés como diana absoluta de todas las críticas del mundo sean éstas justas o no. La última moda parece que se encuentra en lanzar el runrún de que existe un caso de corrupción. Rajoy ya lo hizo hace unas cuantas semanas, y González Pons se despachó a gusto en un programa de televisión. El vicesecretario de Comunicación del PP equiparó el caso de El Musel al del «Palma Arena» de Mallorca, ya saben, un velódromo donde los responsables inflaron el presupuesto para repartírselo. Y bien, lo primero que hay que decir es que si existen pruebas deben aportarse al fiscal para que las investigue. Lo segundo, es que el puerto de Langosteira, en La Coruña, está absolutamente en la misma situación, pero, claro, ahora gobierna su partido. Y tercero, pese a que creo que la gestión de la obra ha sido pésima, no existe ninguna prueba de que hechos tan graves se hayan producido. Por tanto, el «difama que algo queda» no vale como política.
Y Cascos. El manual del buen militante dice que siempre se debe proteger la imagen del partido. Es decir, que la primera acción es denunciar lo que te afecta ante los órganos internos competentes. El ex ministro Cascos tiene toda la razón en cabrearse si, efectivamente, archivos suyos fueron tirados directamente a la basura por el Partido Popular gijonés. Pero, también, la pierde cuando lo denuncia a la Agencia de Protección de Datos. Por tanto, sólo cabe interpretar los hechos en clave personal: quiere erosionar a la presidenta del PP local, Pilar Fernández Pardo. Desde Roma la política siempre utilizó cualquier tipo de táctica para llevarse por delante a los rivales. Las famosas «Catilinarias» consistían en eso: en cargarse mediante conspiraciones al oponente de turno. Para el PP gijonés -eterna su guerra- esto no representa ninguna novedad. Sus luchas internas le traen en jaque desde hace muchos (demasiados) años. Lo lastimoso es que ahora vengan de alguien tan relevante como Álvarez-Cascos.