Tengo la impresión de que no se acaba de aceptar lo siguiente. Muchos piensan que al ver signos de recuperación en otros países (Francia, Alemania o el propio Estados Unidos) eso mismo va a suceder aquí. Y no creo que vaya a ser así a corto plazo. Nuestra crisis tiene parte global y parte específica propia. Más en concreto, de un modelo económico desordenado que nos hizo crecer mucho en poco tiempo y ahora pinchó. Si ciertos países –los antes mencionados, por ejemplo- están recuperando el consumo es porque no tienen un desempleo cercano al 18 por ciento. Si en estos mismos la inversión está volviendo a crecer, aquí la falta de crédito y demanda hace que se mantenga muy baja. Por tanto, en esto que yo denominaría, la segunda fase de la crisis, hay que concienciarse de que lo que a otros le vale no va a ser suficiente. Es necesario aceptar los defectos propios de nuestra economía (baja productividad, escasa innovación, mercado de trabajo desordenado, etcétera) y abordarlos. La solución, créanme, no está en esperar viendo como los demás se recuperan.