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Ayer los jefes de Estado y Gobierno de la Unión Europea se comprometieron a ayudar a Grecia. Eso sí, de manera política y sin concretar ninguna medida de carácter económico. Según sus propias palabras fue un mensaje de «apoyo y solidaridad» que tendrá continuidad en próximas fechas. A mí, la verdad, todo lo que está ocurriendo me retrotrae a 2008 pero en versión estado. Es decir, si por aquel entonces eran estos quienes rescataban a bancos, ahora son los propios estados quienes se rescatan entre sí. En definitiva, todo un drama para la zona euro. Sacar a Grecia de su marasmo económico llevaría la ingente cantidad de 50.000 millones de euros, o sea, sobre 100 euros por europeo. Pero lo peor es que, como ocurrió con los bancos, el mensaje de que se va a ayudar a los países en apuros puede contaminar la propia UE. Francia y Alemania, quienes lideran con mano de hierro este asunto, avisan: los que obtengan ayudas serán bajo condiciones muy duras.
¿Es España como Grecia? Realmente, no. El problema griego comenzó cuando engañó a Eurostat, o sea, a las estadísticas oficiales de la UE. Algo así, si me permiten la comparación, como cuando un deportista se dopa. Todas sus cifras macroeconómicas estaban maquilladas, por tanto, como se ha demostrado, el colapso económico era de mucha mayor envergadura. No obstante, hay cifras que son mejores que las españolas. En Grecia hay un 9,7 por ciento de paro (20 en España) y su déficit sobre el PIB es del 12,8 (sólo 1,4 menor el de nuestro país); pero la gran diferencia está en el endeudamiento: prácticamente el doble en el país heleno. Y es que, nuestro motor económico, es mucho mayor. España es el 12 por ciento de las economías europeas, por supuesto, mucho más que Grecia. Rescatar la economía española costaría 223.000 millones de euros, como ven, casi cinco veces más que la griega. De momento, en la UE no se plantean que algo tan grande pueda caer.
Dos noticias buenas llegaron al Gobierno Zapatero del exterior. Por un lado, tuvieron un editorial benévolo de Financial Times y, por otro, las agencias de calificación mantuvieron su «rating» sobre España. Sobre esto último, tengo que comentarles una cosa. Dos agencias siguieron concediéndole a nuestra deuda la triple A. Exactamente, la misma que cuando la economía tenía un superávit presupuestario del 2 por ciento y las mejores cifras macroeconómicas de la historia. Una de dos: o antes estábamos infravalorados, o ahora lo estamos supra.