Desde luego, el mercadeo que se está produciendo para la votación sobre la subida del IVA es difícilmente entendible por el ciudadano. Éste ve como los días pasan y, en vez de tener medidas claras contra la crisis, la política se vuelve más palaciega; más de enredos, pactos y comisiones que no van a ningún lado. Hoy, a propósito de una moción del PP en el Congreso, se volverán a reproducir los síntomas de un gobierno parlamentariamente débil y una oposición que no tiene suficientes apoyos. Mientras el Ejecutivo cuenta con CC, el PP cortejó durante todo el fin de semana al PNV para que cambiase el sentido de su voto. Éste, pese a que para los Presupuestos Generales del Estado votó a favor de la subida, llegó incluso a pensárselo. En tanto, el resto de grupos de la izquierda se abstendrán o apoyarán directamente el incremento impositivo. Como ven, algo que ya estaba más que previsto en los presupuestos del año pasado, tiene que volver a pasar un tamiz parlamentario que agota las ya de por sí escasas fuerzas gubernamentales. Además, piensen lo siguiente, si la subida no sale adelante, ¿cómo se van a cuadrar las cuentas si faltarían los 3.000 millones de euros previstos por el incremento de la recaudación? ¿Quizá elevando aún más el déficit? Conclusión: la actual configuración del Parlamento hace imposible que alguien consiga las mayorías necesarias para salir de una crisis.