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Jose Manuel Balbuena

RETORCIDA REALIDAD

Entre lo malo y lo peor.

puigdemont-junqueras-cabezas-efeLa situación política en Cataluña tras el 21-D es endemoniada. Muy complicada y tal parece un «Déjà vu» de las elecciones del 2015. Es verdad, no obstante, que Ciudadanos ha ganado en votos y escaños, representado esto un giro copernicano. Ahora bien, el futuro escenario da miedo. El partido naranja ya ha dicho que renuncia a hacer una ronda de contactos de cara a formar Ejecutivo. Sabe de sobra que con el bloque independentista no va a llegar a ningún acuerdo y, por eso, elude desgastarse en una batalla que considera perdida de antemano. Por tanto, la pelota pasa al otro lado. O dicho de otra manera: de entre Junts per Catalunya (JxCat) y Esquerra República debería salir el próximo president. Algo que, visto desde afuera, parece aterrador. Veamos si no las opciones. Carles Puigdemont se ha arrogado ya el puesto de salida. Ser su partido el más votado dentro del independentismo y esa aureola de héroe romántico que cree tener, le lleva a que cualquier otra candidatura le parezca ilegítima. Recordemos que el fugado Puigdemont había prometido volver al Palau de Generalitat en caso de ser elegido. Sin embargo, hay un grave problema: nada más pisar territorio español sería detenido. No existe otra posibilidad. Pese a que el vidrioso personaje quiere eludir la acción de la Justicia mediante un pacto político, eso es imposible en un Estado de Derecho. Nadie puede ordenar a un juez que mire para otro lado. Cosa que, por cierto, el nacionalismo catalán no acaba de entender. Cataluña, pues, podría tener un presidente encarcelado incluso antes de ser investido. Una locura más, sin duda, como casi todo lo que nos viene desde allí. Estaría también la opción de Oriol Junqueras. El próximo día cuatro de enero es posible que obtenga la libertad. Con ello, y dado que Carles seguro que va a preferir seguir por Bruselas, sus posibilidades se multiplican. Es considerado un mártir del «procés» y estaría en condiciones de asumir la presidencia. Todo ello, claro, si a JxCat le parece bien. Lo cual, a día de hoy, no es así. Piensan más bien en una tercera vía: Jordi Sànchez, el líder de la ANC que iba en sus listas y en la actualidad también se encuentra en prisión. No tiene ningún currículum político –presidente de su comunidad de vecinos, quizá- pero sí activista. Su mayor gloria estuvo en liderar las protestas, megáfono en mano, frente a la Consejería de Economía. Sí, ésas donde fue retenida la Guardia Civil y el personal judicial que estaba en su interior. A partir de ahí, imagínense qué tipo de gobierno puede hacer alguien con semejante bagaje. Desde luego, no creo que entre sus planes esté el acuerdo o la negociación. Más bien, todo lo contario: el conflicto permanente y salvaje con el Estado. ¡Ah, y todo esto con permiso de la CUP que tiene la última palabra! Lo dicho: entre lo malo y lo peor.

 

Por JOSE MANUEL BALBUENA

Sobre el autor

Economista y empresario. Colaborador de EL COMERCIO desde hace ya muchos años. Vamos, un currante en toda regla


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