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Jose Manuel Balbuena

RETORCIDA REALIDAD

Sin obra nueva.

construccion-vivienda-gijon-u402351122qrb-u501767495251vpd-624x385el-comercio-elcomercioLa construcción residencial no repunta en nuestra ciudad. Digamos que va algo mejor, aunque a años luz de lo que fue. Según datos de la patronal (CAC-Asprocon) se visaron durante el año pasado proyectos para 310 viviendas. Un 89% más que en 2016, mucho más que en 2013 cuando se tocó fondo con apenas 15, pero lejos de las cerca de 2.000 anuales que se venían construyendo de media en el municipio. Incluso antes del boom inmobiliario donde se llegó a incrementar con creces. Sin embargo, como quien ha pasado por una enfermedad grave, la recuperación es muy lenta. Pese a que la economía está creciendo en torno al 3%, no se ve el despegue por ningún lado. Hay más solares pendientes de que alguien los compre, que empresas dispuestas a desarrollarlos. Sin ir más lejos, vean lo que está pasando con los terrenos del plan de vías: suelo urbano céntrico que no encuentra comprador.

Las causas de que la obra nueva no alcance su nivel son varias. Primera, la falta de confianza. La crisis arrasó con las promotoras locales. Casi todas pasaron por serias dificultades. Muchas desaparecieron y las que lograron sobrevivir, bien es cierto, salieron muy tocadas financieramente. Tanto, que sólo se atreven a realizar promociones pequeñas. Diez o doce pisos, no más, y a valor seguro, esto es, en el centro de la ciudad. Las grandes operaciones urbanísticas -tipo Nuevo Roces o Montevil- parecen ya instrumentos del pasado. Segundo, se apuesta más por la rehabilitación. Muchas constructoras -ante la baja o nula demanda de pisos- se reconvirtieron hacia la reforma de edificios. Gijón es la ciudad de Asturias con diferencia -siete veces más que Oviedo- donde más inmuebles rehabilitan sus fachadas. Gracias, claro, a las cuantiosas ayudas municipales a las comunidades de vecinos. Este subsector, merced a las subvenciones, insisto, creció a bastante buen ritmo hasta que… A uno de enero el café para todos se acabó. El Ayuntamiento está pendiente de sacar unas nuevas bases para la concesión de ayudas, porque el sistema hasta ahora vigente colapsó. Ya no podía con tanta solicitud acumulada. Y tercero, la inseguridad jurídica. Nuestra ciudad, no lo olvidemos, lleva dos Planes Generales de Ordenación (PGO) anulados. Uno tras otro. Desde 2011, Gijón no tiene un planeamiento firme que respalde a quien quiera meterse a la aventura de construir. Dígame, por ejemplo, quién se va a atrever a llevar a cabo un desarrollo en suelo urbanizable. Después de la experiencia de Cabueñes, Granda o Castiello, donde los planes parciales fueron anulados o modificados por completo, todo el mundo está mosqueado. Se lo piensa dos veces (y tres) antes de comprar terrenos para una futura urbanización.

El nuevo PGO goza al menos de cierto consenso político. Sigue cumpliendo las etapas previstas, aunque con retrasos. Así y todo, nadie se fía porque dos palos consecutivos de semejante calibre son demasiados.

@balbuenajm

Por JOSE MANUEL BALBUENA

Sobre el autor

Economista y empresario. Colaborador de EL COMERCIO desde hace ya muchos años. Vamos, un currante en toda regla


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