No deja de ser sorprendente la forma en que a veces se elige un candidato. Fíjense si no en el caso de Madrid y el duelo entre Tomás Gómez versus Trinidad Jiménez. Resulta que a la dirección del PSOE le ha dado por decir que, merced a una encuesta, la Ministra obtendría mejores resultados que el secretario de los socialistas madrileños. Todo, claro está, cargándose el trabajo realizado por el ex alcalde de Parla –el más votado de España- a quien se le llamó para reconstruir el partido después del lío montado por Rafael Simancas (lo del tránsfuga Tamayo). Pues bien, digo que es sorprendente este razonamiento por una sencilla razón: en una encuesta a diez meses de las elecciones puede que Trinidad Jiménez tenga más intención de voto, de hecho, al encuestado siempre le sonará más por estar presente en casi todos los telediarios; sin embargo, eso no debería ser suficiente para descartar las opciones de Tomás Gómez. En dos días, y merced al poder mediático de estos partidos, sería igualmente popular y con las mismas posibilidades de ganar. Fíjense que en apenas horas, y gracias al enfrentamiento, ha ocupado ya todas las portadas de la prensa.
Para mí, la dirección socialista debería de aprender de sus propios errores y confiar más en su agrupación. Esa especie de paracaidista creado ad hoc para Madrid ya le salió mal en múltiples ocasiones. Recordemos lo que pasó al ministro de Industria, Miguel Sebastián. Después de competir por la alcaldía de Madrid, acabó fugándose al día siguiente de perder las elecciones abrumadoramente. La propia Trinidad Jiménez hizo lo mismo con su famosa cazadora de cuero. Por eso, digo, visto desde fuera, los socialistas madrileños parecen tener mucho más claras las cosas que el propio aparato central. En las primarias veremos quién gana, aunque, francamente, creo que Zapatero y su apuesta van a llevar un revolcón.