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Jose Manuel Balbuena

RETORCIDA REALIDAD

Cloaca no, váter sí.

35043036-648x400Pues sí, era mierda. Así de claro. El vertido que se produjo en San Lorenzo el pasado sábado contenía materia fecal. Lo ha admitido la propia alcaldesa, Carmen Moriyón, durante la celebración de una reunión del Observatorio de la Playa y tras conocer el resultado de los análisis. Según parece, el agua recogida en tres escaleras de la playa contenía la bacteria de origen fecal «E.Coli» en unos parámetros biológicos de 800 unidades, cuando el límite está marcado en 500. Ojo, todo esto el domingo que se llevó a cabo la prueba. Lo que hubiera dado el mismo día que se produjo el incidente mejor no pensarlo. La fuerte tormenta hizo que se tuvieran que abrir tres aliviaderos del Piles que llevaban de todo. Entre otras cosas, grasas acumuladas de los colectores que produjeron un olor nauseabundo. La intensa lluvia que cayó durante la madruga hizo el mismo efecto que si se hubiese tirado de la cadena del váter. Agua va y no precisamente limpia. Moriyón también admitió que se debería de haber prohibido el baño. Fallo claro.

Tenemos un problema y cualquier circunstancia meteorológica fuera de lo normal nos lo recuerda. En Gijón no está el saneamiento completado -desde el año 1991 que se firmó- y eso es tremebundo. Nos falta una depuradora en la cuenca Este que está paralizada judicialmente, además de los respectivos pozos de tormenta que evitarían este tipo de situaciones. Un mes más tarde y el desastre hubiese sido absoluto. Con el arenal en plena temporada estival y una pléyade de gente queriendo disfrutarlo, el aprieto hubiese sido mayúsculo. A ver quién le dice a una marea humana que no se pueden bañar porque el agua no es apta. Vamos, no arriendo la ganancia al equipo de salvamento.

En todo caso, pese a que desde el Ayuntamiento han entonado el mea culpa y revisarán los protocolos de actuación, nada garantiza que esto no vuelva a suceder. Hace tres años y en pleno mes de junio -justo el sábado que se constituía el Consistorio- hubo una tromba todavía mucho peor. Con graves inundaciones por todo Gijón. Entonces, si ocurre otra vez, ¿qué le vamos a decir al visitante? ¿Qué lo tomen como normal, que eso pasa en nuestra ciudad cuando vaciamos la cisterna? Entiendo que no debemos acostumbrarnos a ciertas cosas o darlas por sentado. Algo así como lo que nos pasa con el carbón del barco hundido «Castillo de Salas». Cuando reaparece cada temporal, poco menos que se escucha un colectivo… ¡qué le vamos a hacer! Francamente, en una ciudad donde el turismo tiene tanta importancia no nos lo podemos permitir. Afea Carmen Moriyón que se dijera que la playa «es una cloaca». Es cierto, ahora bien, convendrán conmigo en que sí un váter y a los hechos me remito.

@balbuenajm

Por JOSE MANUEL BALBUENA

Sobre el autor

Economista y empresario. Colaborador de EL COMERCIO desde hace ya muchos años. Vamos, un currante en toda regla


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