El debate casi semanal sobre la playa está ahora mismo en la pérdida de arena. Como saben, durante el verano estuvo en la contaminación, sin embargo, esta vez, nos estamos fijando más en la evidente pérdida de sedimento. Algo que ya sabíamos puesto que, en pleamar, como se puede observar, el espacio de la arena seca ha quedado reducido a mínimos. No es casualidad que cada vez se puedan instalar menos casetas, o que la zona cercana al Piles acabe atestada de usuarios como si de un campamento de refugiados se tratase. El caso es que la voz de alarma saltó porque la caseta de salvamento -cuyos cimientos tienen su base en el propio arenal- ha quedado en el aire. También porque en algunas escaleras el acceso se ha vuelto imposible. Según los técnicos nuestra playa es un sistema vivo que aporta o retrae arena de forma natural. Es decir, va y viene en función de las mareas. En la actualidad no tenemos y en un futuro próximo volverá. En concreto, fijan para principios de noviembre cuando la situación recuperará la normalidad. De no ser así, ciertamente, habría que actuar porque sería algo anómalo.
Nunca desde el Observatorio de la Playa se apostó por la aportación de sedimento como primera opción. En primer lugar, porque habría que encontrar uno similar (ya localizado, según parece) y en segundo, puesto que los efectos pueden ser los no deseados. En resumen, que ven mejor la regeneración mediante sus propios medios. Ahora bien, tenemos que empezar a considerar que nuestra playa está afrontando retos que requieren de una actuación global. Me refiero a que dentro de poco comenzarán los temporales que volverán a destrozar el paseo. En los últimos tiempos es habitual ver, invierno tras invierno, como las olas saltan El Muro con pasmosa facilidad. Además, ya digo, de causar importantes averías que reparamos una y otra vez. Esto algunos lo achacan al cambio climático, otros al impacto del nuevo dique de El Musel y muchos dicen que siempre ocurrió. Bien sabemos que de nuestro emblemático arenal y del Sporting todo el mundo entiende. Por eso, quizá sería bueno que comenzásemos a diseñar planes más sólidos que ir a salto mata. Es decir, hoy reponiendo la arena con excavadoras, mañana arreglando las barandillas que destrozó la última galerna y cosas así. Necesitamos un proyecto en toda regla para protegerla de las nuevas condiciones climáticas que se están dando. Recuerdo cuando hace años se habló de hacer un dique sumergido para minimizar los efectos del mar sobre la bahía. Se rechazó por considerar que la dejaría muerta, sin mareas e identidad propia. Desconozco si esta es la solución, pero entiendo que es necesario pensar y construir el San Lorenzo del siglo XXI. Por ejemplo, ¿cómo se va a afrontar la subida del nivel del mar con un diseño de 1887?
@balbuenajm