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Jose Manuel Balbuena

RETORCIDA REALIDAD

Mirando a la Meseta.

aeropuerto-asturias-kchd-u601253038689yjc-624x385el-comercioVolvemos al siglo XVIII. Al famoso discurso de Jovellanos sobre las comunicaciones asturianas. A eso de «mirar a la Meseta» que decía el gijonés. Asturias se encuentra aislada o casi. Al menos, en inferioridad de condiciones con las comunidades de nuestro entorno. Verán, el pasado martes tuvo lugar un debate en el Parlamento asturiano sobre las conexiones aéreas del Principado. Por primera vez en 30 años nuestro aeropuerto no tendrá vuelos internacionales a partir del 28 del presente mes. La política aérea en España está montada de la siguiente manera. Como hay un aeropuerto casi por provincia -ni siquiera por comunidad- las compañías aprovechan. Firman con la autonomía o diputación correspondiente «contratos de promoción turística», a la postre, subvenciones encubiertas para que la terminal de turno no quede vacía. O sea, como en Castellón donde durante mucho tiempo sólo servía para que los turistas paseasen por la pista. En Cantabria, bien lo saben, porque, al cabo del año, tienen un 80% más de vuelos internaciones que Asturias con compañías de bajo coste. Claro, y por ello pagan más de 5 millones de euros anuales. Sin embargo, el Gobierno asturiano no sacará las suyas hasta final de año y por eso este desaguisado.

A eso tenemos que unir que nuestra ruta principal, la de Madrid, está a precios exorbitantes. Un billete de ida y vuelta puede salir por 600 euros. Todo ello porque no existe competencia. Sólo queda una operadora y sube los precios hasta el infinito, como ya ha ocurrido otras veces. En definitiva, que tenemos un aeropuerto de verano. Durante la época estival rebosa actividad por la llegada de turistas y nuestras vacaciones, pero luego se queda con una actividad reducida a mínimos.

Sin duda, la situación en el transporte por carretera es mejor, pero con una salvedad: somos la comunidad a la que más le cuesta llegar a la capital. Los sucesivos peajes del Huerna y los túneles del Guadarrama rascan los bolsillos de manera insospechada. Hasta 54 euros acabamos pagando por el viaje a Madrid, cuando el resto de España anda por 32. Eso sí, debates sobre la supresión del peaje de la autopista del Huerna tenemos a tutiplén. Casi uno anual con resultado nulo. Al Ministerio de Fomento, sea de un signo político o del contrario, no le salen las cuentas. Rescatarlo resulta económicamente inviable puesto que la concesión acaba en el 2050. Sigamos discutiendo.

En Tren, en fin, ya no es cuestión de precio, sino que, simplemente, igual no llegas o lo tienes que hacer por autobús. El ferrocarril en Asturias, dada la eterna obra de la variante de Pajares, es un medio residual. Que pierde pasajeros de manera constante y ya, si hablamos de la vía estrecha, resulta hasta peligroso. El pasado sábado un tren entre Mérida y Madrid se quedaba al final de su recorrido sin gasoil. Extremeños y asturianos primos hermanos. El desastre -digno de cualquier país africano- podía perfectamente haber sucedido aquí. A nadie le extrañaría.

@balbuenajm

Por JOSE MANUEL BALBUENA

Sobre el autor

Economista y empresario. Colaborador de EL COMERCIO desde hace ya muchos años. Vamos, un currante en toda regla


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