No sabemos si por un calentón, o porque de verdad lo piensa; pero el líder de Esquerra Republicana de Cataluña, Joan Puigcercós, dijo en un mitin que en «Andalucía no paga impuestos ni Dios». Sinceramente, si tengo que apostar, me inclino por lo segundo. Para la sociedad catalana es un mantra eso de que, con sus impuestos, mantienen al resto de España. Algo que, claramente, con el nuevo sistema de financiación, no es así. El gran redistribuidor de recursos es el Estado quien, todavía, tiene la mitad de las grandes bolsas de impuestos. Además, recordemos que la política seguida ha sido la contraria: más recaudación directa de las autonomías y menos fondos de compensación. Por tanto, queda desmontado dicho argumento, aunque se le intente sacar rédito electoral.
Otra cosa, pienso, es cómo se gastan los impuestos en Andalucía. Desde luego, la comunidad es toda una radiografía del desempleo y el dinero público mal empleado. Tiene, para que se den una idea, un paro juvenil del 60 por ciento. Esto es, durante años varias generaciones se han dedicado a dejar los estudios por el andamio. Ahora, con todos en paro y sin formación, ya me contarán que panorama les queda. Pero, por si esto fuera poco, el entramado administrativo montado es de los que hacen época. En el canal público de televisión, ojo, trabajan más personas que en todas las radios privadas de España. En fin, que sí, que los andaluces también pagan impuestos, pero deberían pedir cuentas de lo que se ha hecho con los mismos durante todos estos años.