Las reuniones entre PSOE y Podemos para desbloquear la situación política, tal parecen un diálogo entre ciegos y sordos en una habitación a oscuras. En menos de una semana se han vuelto a reunir dos veces con el mismo resultado: nada. Con más de nueve horas de conversaciones sólo se constatan situaciones que son difíciles de entender. Lo que valía en julio ahora ya no y lo que se tenía al alcance de la mano hace dos meses, se vuelve a poner en la mesa de negociación como condición imprescindible, aunque previamente se hubiese descartado. En definitiva, que esto es como una comedia de enredo -de esas de Alfonso Paso donde los personajes sorprenden constantemente- que adquiere ya tinte dramáticos. Sí, porque unas nuevas elecciones no dejan de ser, en definitiva, un fracaso de la democracia. Tener que volver a preguntar a los españoles, quizá para obtener la misma respuesta, es un sinsentido a todas luces. Sin embargo, todo apunta a que se está más cerca que nunca de unos comicios, aunque no nos guste a casi nadie.

Si recuerdan, antes de la investidura fallida de Pedro Sánchez, los socialistas ofrecieron una vicepresidencia social y tres ministerios a Podemos. La formación morada rechazó la propuesta en base a que era una oferta envenenada. Consideraban que era un mero trampantojo vacío de contenido y querían chicha. Esto es, tocar poder de verdad para hacer efectivas sus políticas. Sánchez salió escaldado teniendo sólo el único voto del PRC de Miguel Ángel Revilla. A partir de ahí, ambas partes disponían del mes de agosto para hacer los deberes. Nadie movió un dedo y se dejó, como los malos estudiantes, para septiembre. El resultado es que la cosa está como estaba. Los de Pablo Iglesias queriendo entrar en un hipotético gobierno y el PSOE diciéndole que no. Incluso con propuestas socialistas tan chuscas como ofrecerles cargos en las instituciones del Estado que deberían estar despolitizados. No sé, ¿se imaginan al sector anticapitalista de Podemos al frente de la Comisión Nacional del Mercado de Valores?

Así las cosas, debemos concluir que la victoria de Sánchez el 28 de abril no fue tan contundente como se pensaba, ni los malos resultados de Iglesias le han condicionado en absoluto. Más bien, está protagonizando una huida hacia adelante en el sentido de pedir incluso lo imposible. No obstante, ayer en el Congreso, durante la sesión de control, dijo que llamaría a Sánchez en un último intento. La verdad, no creo que tenga muchos visos de prosperar. De momento, quedémonos con que seguimos un Ejecutivo en funciones y, en el caso de que lo hubiera, sería de una inestabilidad insoportable. Prácticamente imposible que aguantase la legislatura entera, viendo como son las relaciones entre sus socios. Ah, y todo esto con lo de Cataluña encima a cuenta de la sentencia del «procés».

@balbuenajm