El hombre que sube al coche se llama Modesto Crespo y era presidente de Caja de Ahorros del Mediterráneo (CAM). Por lo visto, después de la intervención hace una semana del Banco de España, tanto a él como al Consejo de Administración, se le vetó la entrada en la sede. Hasta incluso los interventores mandaron retirar su coche del aparcamiento. Ahora sabemos que este hombre, pese a que su cargo era «honorario y gratuito», se puso un sueldo a través de sociedad participada de 16.000 euros al mes. También que tasaba los solares en cinco veces su valor de compra. O que facilitó a sus consejeros y a sí mismo préstamos baratos –algunos a interés cero- por un importe superior a 161 millones de euros. Como ven, cuando el río baja de caudal, se ven todas las piedras. Todo el mundo denuncia ahora la gestión en la CAM, pero antes…
Nadie decía ni mu. Está claro que esta situación ya venía de lejos, es más, yo diría que el Banco de España la conocía de sobra. Lejos de denunciarla y apartarle de la dirección, le recomendaron la fusión con Cajastur. Pero, claro, a última hora se enteró de todo esto y no tragó. Cuando a Modesto Crespo le urgían a cambiar su gestión desde el BdE, repetía el famoso lema de Obama. Que tienes un agujero en la caja de 4.578 millones de euros. No pasa nada, «Yes we CAM». Que tu caja está la última en los test de estrés y tienes que hacer algo, «Yes we CAM». Y así hasta que, el viernes pasado, la entidad reventó.
Por supuesto, como siempre, este señor volverá a su empresa –una de automoción- y santas pascuas. Aquí paz y después gloria. Al igual que sucedió con el presidente de Caja Castilla-La Mancha, cualquier día lo veremos en otro puesto por ahí. El único que pierde en este negocio es el que deja de pagar al banco, los demás… en fin, ya ven.