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Jose Manuel Balbuena

RETORCIDA REALIDAD

Made in Asturias.

El presidente del Principado, Adrián Barbón, pretende firmar una especie de Pactos de la Moncloa y como no quiere se parezcan demasiado a los que se están empezando a negociar en Madrid, los denomina Pactos de Fruela. A la postre, y aunque se les adapte el nombre, una copia de los que Pedro Sánchez ha propuesto al resto de fuerzas políticas nacionales. Entiende Barbón que la unidad política es necesaria para esta etapa de reconstrucción que se nos viene encima. O sea, paliar desde el consenso ese tsunami económico que traerá consigo esta pandemia. El PP ya lo ha tildado de «ocurrencia», mientras que en el resto de los partidos de la Junta la reacción ha sido tibia. Algo así como ni fu ni fa. De hecho, todo lo que se intente hacer en Asturias va a estar condicionado por la negociación del Gobierno central. Es imposible que si estos Pactos de Estado (o como se los llame) no se llevan a cabo, es decir, fracasan, se pueda ver lo mismo en nuestro paraíso natural. Recuerden que la mayoría de nuestras formaciones no dejan de ser terminales de sus sedes a 500 kilómetros. Veo, pues, muy difícil que esta llamada a la acción conjunta tenga éxito, si no se firma previamente un documento a nivel español.

Digo más, en el hipotético caso de que viésemos un acuerdo «Made in Asturias» suscitaría un montón de dudas. La primera y principal, ¿con qué dinero? Nuestro presidente ya ha dicho que la lucha contra el coronavirus se ha llevado de las arcas autonómicas sobre unos 30 millones de euros. Todos sabemos el margen estrecho en el cual se mueven nuestras cuentas: siempre condicionadas por unos gastos corrientes muy elevados que financiamos incrementando la deuda año tras año. Entonces, ¿para qué servirían los Pactos de Fruela? ¿Para hacerse una bonita foto sin soporte presupuestario? ¿Para que se estampen sobre un papel mil y una medidas que nunca se pondrán en marcha? Más o menos, lo mismo que se ha hecho con la concertación social. Fórmula que se utiliza aquí como una especie de hoja de ruta a seguir, pero cuyo cumplimiento está bastante cuestionado. En resumen, que no tiene mucho sentido hablar de este tipo de fórmulas cuando ni se tiene recursos, ni la independencia política suficiente como para que puedan prosperar. Más nos valdría seguir en la misma línea de lucha contra el virus, esto es, siendo de las comunidades donde menos repercusión está teniendo, para salir cuanto antes del confinamiento.

@balbuenajm

Por JOSE MANUEL BALBUENA

Sobre el autor

Economista y empresario. Colaborador de EL COMERCIO desde hace ya muchos años. Vamos, un currante en toda regla


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