A mí la explicación dada sobre las fases de desescalada me parece un mal libro de instrucciones. Muchas veces nos ocurre al comprar un aparato cualquiera que no entendemos lo que dice el manual. Es decir, nos genera más preguntas que respuestas. Su redacción farragosa, una casuística demasiado amplia, junto con la pléyade de interpretaciones posibles; hace que al final acabemos yendo a la tienda pidiendo auxilio. Es lo que ocurre con las comparecencias del presidente del Gobierno, Pedro Sánchez. El pasado martes, aunque normalmente suele ser el sábado, en rueda de prensa nos intentó explicar el proceso de vuelta a la «nueva normalidad», como le gusta decir. En principio, serían cuatro etapas desde la cero a la tres. Ahora bien, al día siguiente y posteriores continúan las incertidumbres sobre lo que se puede o no hacer. Yo diría que todavía navegamos en un mar de dudas acerca de lo que se nos permite o no. En definitiva, Sánchez pone la música, esa que suena bien a los oídos, y el ministro de Sanidad, Salvador Illa, una letra que no siempre concuerda. Vean si no lo que pasó con la salida permitida de los niños. Esta vez, nos había dicho el presidente que el próximo día dos de mayo podríamos ir a dar paseos o a hacer deporte, en determinadas condiciones. Sin embargo, surgió la duda de si iba a ser así. Finalmente, eso parece después de una posterior aclaración, una más.
Asimismo, sorprenden algunas medidas contempladas en este proceso de desescalada. Pongo ejemplos. En la uno que comienza el once de mayo se permiten las terrazas hosteleras al 30% de su capacidad actual. La pregunta es, ¿le compensa a los establecimientos abrir con esa restricción? Y quienes no tienen esa posibilidad, ¿qué? ¿No veremos como se saltan de forma habitual? A los hoteles se les autoriza su apertura en mayo, pero los viajes interprovinciales llegarán en las últimas etapas de esta desescalada. Es decir, no van a tener turistas extranjeros -nada se ha dicho sobre la apertura de fronteras- ni tampoco nacionales. Digo más, es absurdo pensar que los asturianos vamos a ocupar nuestros propios hoteles en mayo o junio. Todo esto, ojo, dependiendo de cada provincia. O sea, como el proceso es asimétrico en Canarias, sin ir más lejos, ya están en una fase menos. Por ello, bueno sería que el presidente asturiano, Adrián Barbón, comenzase a pedir ante el Gobierno algo más que poder ir a pescar o a la huerta.
@balbuenajm