>

Blogs

Jose Manuel Balbuena

RETORCIDA REALIDAD

El «protoculo».

Está claro que el Principado traspasó la patata caliente del control de los arenales a los Ayuntamientos. De hecho, cuando muchos de ellos fueron a pedir ayuda ante el incremento de gastos para combatir esta pandemia, se encogió de hombros. Dijo que no tenía dinero y se quedó tan fresco. Nada de darles un soporte común o algún recurso extra de vigilancia, ante el que va a ser uno de los veranos más difíciles desde el punto de vista organizativo. Existen concejos, como el nuestro, donde la capacidad de actuación es mayor. Es decir, tiene fondos para poder afrontar inversiones en materia de seguridad interpersonal. Me refiero, claro está, a aplicaciones informáticas que controlan los accesos o a personal que informa a pie de playa de las restricciones. Estos últimos, llamados «acomodadores» y que han tenido su primera prueba de estrés positiva, según nuestra alcaldesa, Ana González. Ahora bien, eso no es lo habitual. En la mayoría de las playas asturianas no existe ninguna medida implantada al respecto. Más que nada, porque en muchas de ellas resulta muy complicado por su orografía, o simplemente, porque el municipio responsable no tiene un euro. Pese a ello, en la «nueva normalidad» del Gobierno asturiano se incluye también la posibilidad de establecer límites en los tiempos de permanencia. O sea, que se le diga a un usuario que puede estar un máximo, no sé, de dos horas disfrutando del entorno. Vale, ¿y cómo se hace eso? ¿Se le pone a la gente una pulsera o algo similar? ¿Se le mide, reloj en mano, cuando llega y cuando tiene que marchar?

Desde que comenzó la pandemia el Gobierno central ha sacado más de 3.000 páginas de regulaciones en el BOE. A eso hay que sumar las autonómicas y municipales. En definitiva, un lío jurídico de normas que muchas veces se contradicen entre sí. No me extraña, pues, que haya gente que vaya metro en mano para marcar la parcela que supuestamente le corresponde, o que no sepa si se puede tumbar al sol tan plácidamente. Es lo que pasó el domingo en San Lorenzo, tal y como pudieron leer en estas mismas páginas. Durante el fin de semana, los arenales de toda la costa estaban llenos de gijoneses. Lo pude constatar. Incluso escuché a dos señoras la siguiente conversación. Una le preguntaba a otra cómo había ido a una playa tan distante de su Gijón del alma (más de 50 kilómetros). Respuesta: es que aquí no hay «protoculos». Pues eso…

@balbuenajm

Por JOSE MANUEL BALBUENA

Sobre el autor

Economista y empresario. Colaborador de EL COMERCIO desde hace ya muchos años. Vamos, un currante en toda regla


junio 2020
MTWTFSS
1234567
891011121314
15161718192021
22232425262728
2930