El polígono de Bobes (Siero) era un barrizal ya que en el 2012 se pararon las obras de su urbanización, debido a las dificultades financieras de Sogepsa. A la postre, la promotora de suelo del Principado. Durante ocho largos años las dudas sobre la viabilidad de la empresa pública (que todavía siguen) y su posible quiebra paralizaron el proyecto. Ahora bien, a duras penas ha conseguido acabarlo este mes y están disponibles las parcelas en el mercado. Es decir, salen a la venta con todos los parabienes medio millón de metros cuadrados en el centro de Asturias. Digo más, el Ayuntamiento de Siero anunció que dará bonificaciones de hasta el 95% en el Impuesto de Bienes Inmuebles (IBI) y el coste de las licencias a las empresas que allí se radiquen. En cambio, la Zona de Actividades Logísticas e Industriales del Principado de Asturias (ZALIA) sigue igual. En un encefalograma plano del cual no acaba de salir. Ni se prevé que el único enlace en marcha acabe antes del año que viene, ni hay perspectivas de que se construya la subestación eléctrica que debería suministrarle la energía. Van ya 14 años de ver como la sociedad se hunde cada vez más, sin que sus gestores modifiquen ni un ápice para intentar cambiar esta dinámica. La ZALIA, pues, no deja de ser un zombi que muerde y come dinero a bocados.
Más o menos, eso es lo que ha dicho el informe de la Sindicatura de Cuentas. En el mismo, se reconoce que la deuda acumulada por la zona logística es estratosférica. A finales de 2018 era de 112,5 millones de euros y subiendo. Dicho de otra manera: así no se puede seguir. Son las aportaciones del Principado y el Ayuntamiento de Gijón quienes la sostienen con respiración asistida. De hecho, la Sindicatura somatiza algo que dijimos hace tiempo en esta columna: aunque se vendiesen mañana mismo todas las parcelas, quedaría un agujero de 40,3 millones de euros. O sea, lo máximo que se puede aspirar con la ZALIA es a perder lo menos posible. Todo ello, debido a que el tiempo ha ido depreciando con creces el valor de los terrenos. El gran pufo -a pagar por el contribuyente- está garantizado. Incluso los auditores ponen en cuestión la supervivencia del proyecto, ya que sigue careciendo de plan estratégico alguno. Más claro el agua. Sin embargo, en Gijón seguimos alejando la estación intermodal del centro porque sale más barato (según la alcaldesa), supongo que para continuar enterrado el dinero en este pozo sin fondo.
@balbuenajm