Las fachadas marítimas de Gijón se mueren. Eso es el que dijo el concejal de Movilidad, Aurelio Martín, en estas mismas páginas. Sostiene el edil que la peatonalización-chapuza que se está llevando a cabo en El Muro, obedece también a causas económicas. Es decir, hay que dinamizar la zona mediante la susodicha peatonalización-chapuza. Vamos a ver, de toda la vida el paseo del Muro fue un lugar hostil para los negocios. Es decir, muy bonito durante los dos meses escasos de verano y un pequeño infierno en el invierno. Asomarse por ahí durante lo más crudo del año, bien lo saben los gijoneses, es bastante atrevido. El viento incesante, el salitre que te moja la cara y las borrascas (ahora llamadas ciclogénesis y con nombre incluido) son algo habitual. Por eso, porque el cliente prefiere estar más a resguardo y no sufrir los rigores climatológicos, es por lo que número de bajos disponibles es mayor que en otros barrios de nuestra ciudad. No obstante, tampoco sé de donde saca Martín que Poniente se muere económicamente, cuando es una zona de ocio y copas donde se concentra casi toda la movida gijonesa. Si ese es el argumento para expulsar al coche -objetivo último de su concejalía- y montar este caos que estamos viendo, la verdad, no tiene un pase.
Corre prisa y hay que hacerlo ahora. Es lo que se podía ver en un nuevo video de nuestra alcaldesa, Ana González, subido a las redes sociales. Sostiene la primera edil dos cosas: una, que habrá una reforma en condiciones del Muro y dos, que es necesario hacer esto a toda pastilla porque es prioritario. Incluso, como está pasando, improvisando sobre la marcha si hace falta. Lo primero, si es cierto que se piensa hacer una reforma como Dios manda del paseo, ¿dónde está? ¿Qué proyectos hay? ¿Cuándo y cómo se quiere lleva a cabo? Más bien, atribuyo este parche a que, simplemente, esas pruebas de movilidad que durante el confinamiento nos decían iban a ser provisionales, acabarán convirtiéndose en definitivas. Lo segundo, si el argumento es que hay que buscar espacio para el peatón con objeto de mantener la distancia de seguridad, ¿por qué van a acabar a finales de agosto, justo cuando termina la temporada alta estival? Esto es, nos sacamos de la noche a la mañana unas obras cuya presunta efectividad, se va a ver cuando los turistas vuelven a sus domicilios. Estupendo, oigan. Las teorías para justificar el caos creado se caen por sí solas.
@balbuenajm