En la foto los de arriba miran abajo. Unos con traje y corbata, los otros con sudadera. La imagen ocurrió en Manhattan y se debe al movimiento «Ocupa Wall Street». Algo parecido a nuestro 15-M que denuncia la codicia del sistema. Si se fijan, los de arriba, parecen observarlos con curiosidad. Como diciendo, «fíjate lo que hace esa gente». Ellos, como diría Tom Wolfe, son los «amos del universo». Una clase especial que es capaz de rehacerse ante la crisis, mientras los demás sufren. La policía, en todo momento, está pendiente de la escena. En Estados Unidos las manifestaciones se miran con preocupación. Representan algo así como una pequeña revolución en la cuna del capitalismo. El joven de la cinta verde en el pelo lleva una pancarta que pone: «Tengo un préstamo de 20.000 dólares para pagar mis estudios». A los de arriba eso les da igual, probablemente hayan tenido uno y lo amortizaron con creces. Es lo que ellos llaman un «ganador» en contraposición a los manifestaciones: a todas luces, perdedores.

Ahora, en Europa, volvemos a tener un sistema financiero enfermo. Después de todos estos años de crisis seguimos peor. No hemos avanzado nada. Hace poco los bancos centrales tuvieron que inyectarle liquidez. Las entidades europeas se hunden entre las aguas griegas como si fuesen el Titanic. En España, la cosa no va mejor. Hoy sabemos que la morosidad ha subido hasta límites nunca vistos. Superiores incluso a la crisis del 93. Otra vez, de nuevo, el dinero del contribuyente servirá para tapar sus agujeros.