Resulta curiosa la metamorfosis que ha sufrido Podemos. A la postre, la formación nacida en 2014 y que pregonaba ante todo la regeneración de la vida pública española. Como si fuese una especie de maldición, ha ido cometiendo uno tras otro los mismos errores del resto de los partidos a los que decía combatir. El primero, las sucesivas luchas y purgas internas que han dejado en el poder al binomio formado por Pablo Iglesias e Irene Montero. De aquellos chicos risueños salidos de la facultad que querían cambiar el mundo, yo diría que no queda absolutamente nada. Iglesias se ha hecho con el control del aparato y resulta difícil saber si la formación morada es algo más que su figura. Por no decir, que gobierna Podemos a su antojo y hasta le dan igual los resultados electorales. Desde hace tiempo, por cierto, bastante desastrosos. No contento con esto, y en un punto de inflexión muy importante, decidió transformarse en “casta” cuando compró el famoso chalé de Galapar. Esto es, el inmueble rústico más conocido de España y donde se encuentra establecida su familia. El problema no estuvo en su adquisición (allá lo que haga cada uno con su dinero), sino en que se había pasado su trayectoria política reprochándoselo a los demás. Ya ven, fue conseguir un jugoso sueldo del Congreso y lo primero que hizo fue mejorar el nivel de vida. Cosa que, claro está, también queremos los demás. Ahora bien, no por ello estamos alardeando de una pureza sublime.
Lo último, es que un juez ha imputado al partido como persona jurídica, además de a tres altos cargos responsables de la estructura interna. El juzgado de Instrucción número 42 de Madrid está investigando las presuntas irregularidades en la financiación (la famosa “caja B”) y unas obras en la sede del partido. Todo ello, después de que el abogado y ex militante, José Manuel Calvente, presentase una denuncia por posibles delitos de malversación y administración desleal. ¿Les suena? ¿Barcenas, trama Gürtel y las famosas obras del PP en la calle Génova? La reacción, a través del contumaz Pablo Echenique, no se ha hecho esperar. Desacreditando al juez y por ende a la Justicia, así como comparándolo con el reciente affaire del Rey emérito, Juan Carlos I. Exactamente lo mismo que hizo con los medios de comunicación, cuando saltó a la palestra el “caso Dina” y la tarjeta de su móvil. En definitiva, Podemos se encuentra ante el espejo y no se quiere ver.
@balbuenajm