Tras tres años de funcionamiento la Fundación de Servicios Sociales anunció que cancelará la renta social municipal. Ya saben, esa prestación nacida en la pasada legislatura y que trajo consigo una buena dosis de polémica. Más que nada, porque pretendía ser el «bálsamo de Fierabrás» contra la pobreza en nuestro trozo de paraíso natural. La anterior alcaldesa, Carmen Moriyón, llegó a afirmar que en Gijón «habría una renta básica garantizada de 600 euros mensuales». Esto es, poco menos que tendríamos ese dinero en el bolsillo con levantarnos cada día de la cama. Sin embargo, las cosas no fueron así. De hecho, surgieron problemas a la hora de su financiación. El primero, que la cifra de solicitantes no paró de aumentar. Es decir, aquello fue un auténtico tsunami para el Ayuntamiento. Si recuerdan, el criterio para su concesión llegó a ser quien presentase primero la documentación. Y el segundo, que debido a este compromiso se habían saltado la regla de gasto. O sea, hubo que aplicar recortes para cumplir con la ley. Digamos, pues, que el balance fue una decepción en el sentido que nadie cumplió con sus expectativas. Ni los que la crearon porque pensaban en una especie de «maná municipal», ni muchos que la esperaban porque se quedaron con la miel en los labios.
Nuestra actual alcaldesa, Ana González, siempre dijo que la renta social municipal no era su modelo. Por eso, el 30 de septiembre terminará la ayuda tal y como la conocemos. Por el camino, se gastaron 6,5 millones de euros en las famosas «tarjetas white»: el sistema por el cual los beneficiarios utilizan unas tarjetas bancarias para comprar en el comercio local. En la lista de adquisiciones efectuadas durante este periodo aparece ropa, calzado, electrodomésticos, ordenadores y hasta bolsas de plástico. Sí, hubo que utilizar para ello 765,21 euros de dinero público, ya que ni siquiera se pagaban. Por supuesto, la Unión de Comerciantes siempre vio acertado este mecanismo y lamenta su pérdida. Ahora bien, dado que ya existe una prestación estatal (el ingreso mínimo vital), más uno autonómico (el salario social), dudo mucho que se pueda seguir así. Máxime, si tenemos en cuenta que por culpa de la pandemia muchos sectores están hundidos. Si subvencionamos al comercio local dándole dinero a la gente para que compre en sus establecimientos, ¿por qué no también a la hostelería, restauración, locales de copas, heladerías, taxistas, hoteles…?
@balbuenajm