La obra de peatonalización del Muro sigue dando sorpresas. Digamos que la actuación «fácilmente reversible» contempla prácticamente todo lo que una convencional. Desvío del tráfico, eliminación de carriles, peatonalizaciones y hasta instalación de mobiliario urbano. Desde luego, tal y como dijo el edil responsable de la misma, Aurelio Martín, el invento no parece que pueda desmontarse en 24 horas. Entre otras cosas, porque llevan más de un mes trabajando en ella y todavía no la han acabado. Lo último es que están poniendo en la calzada de colorines unos bancos. En teoría, este carril pintado sobre el asfalto es para pasear o hacer deporte, ahora bien, por lo visto también va a poder uno sentarse. Eso sí, en segunda fila, en lo que podríamos llamar «el gallinero». Mientras los asientos ubicados en el paseo propiamente dicho gozan de estupendas vistas al mar, los patrocinados por la concejalía de Movilidad se ven abocados a tener delante un murete y una fila de tamarindos. Ya saben, vayan reservando sitio para encontrar acomodo en la nueva versión del Muro, según Martín. A los más privilegiados (o listos) en zona VIP, mientras que otros tendrán que conformarse con ver si acaso la barandilla de la playa. Es lo que tiene esta forma de actuar improvisada, con el aval de la lucha contra el coronavirus como patente de corso.
Es más, según el informe de la concejalía de Obras Públicas que justifica la obra y que pudieron leer en estas mismas páginas, el fin último de esta actuación urgente (dos meses ya desde que se pidió) es evitar la concentración de gente durante el verano. No sé, quizá por eso se va a terminar más allá de la segunda quincena de septiembre. Miren ustedes, cada día que pasa se ve más que la obra es un capricho y que se hizo restándole recursos a otras calles que incluso lo necesitaban más. Es el caso de Calderón de la Barca en el Coto, de cuyos fondos asignados para la reforma salió esta partida. Perfectamente, se podía haber dejado los espacios peatonales como al principio de la pandemia, para posteriormente debatir qué hacer con un proyecto encima de la mesa. Sin embargo, se ha optado por esta solución-chapuza que ha transformado San Lorenzo para mal. Hace unos días, el director general de Transportes y Movilidad del Principado, felicitó personalmente a Aurelio Martín por sus peatonalizaciones. «Hay que atreverse», dijo. Es verdad, osadía no le falta al edil. Yo diría que le sobra.
@balbuenajm