Uno, dos, tres… Es lo que niños gijoneses van a tener que hacer. «Mamá, es que no puedo dormir», dirán. «Cuenta los que pasean por el “cascayu”», responderá su progenitora para reconfortar. Sí, porque aquí, tal y como vamos, en vez de ovejitas acabaremos contando los que pasean por ese nuevo Muro que se ha creado. Ya saben, el invento de la concejalía de Medio Ambiente y Movilidad a cuenta de combatir al coronavirus. Según las cifras que aportó esta semana el concejal del ramo, Aurelio Martín, un domingo del mes de septiembre se llegaron a contabilizar 1.521 personas en una hora. ¡Guau! ¿Es que se celebraron ese día los fuegos suspendidos en agosto y no nos enteramos? Tenemos que aceptar, pues, que el camino de colorines entra dentro de lo que podríamos denominar el «método Gijón». O sea, dar cifras fantásticas de asistencia o paso (casi de ciencia ficción) para aquello que interesa. Recuerden si no el caso más famoso. La Semana Negra nos está machacando año tras año con que por el evento pasan un millón de almas. Este verano, dado lo escandaloso que sería, no se atrevieron ni a mencionarlo. El «cascayu» parece que va a seguir ese mismo camino, debido a la importancia que le da Martín a la aceptación popular de su obra.
Es más, la reivindica diciendo que «tiene tanta o más gente que otras zonas de paseo». Desde aquí deseamos fervientemente que sea así. Estaría bueno que después de gastarse cerca de 250.000 euros en pintar el asfalto y colocar unos bancos absurdos, la gente no lo utilizase. Ahora bien, la cuestión es que estos mismos resultados se hubiesen conseguido sin hacer virguerías. Simplemente, cortando la avenida Rufo Rendueles como se hizo al principio de la pandemia y redactando posteriormente un proyecto con todas las de la ley. Les aseguro que pasearían, correrían o andarían en bicicleta exactamente el mismo número de personas. Ahora bien, lo que se quiso fue rizar el rizo. Hacer una peatonalización por la puerta atrás en lo que es el emblema de Gijón, sobre todo para expulsar al coche a patadas. Probar, digámoslo así, donde no se puede hacer experimentos por el valor que tiene para los gijoneses. Lo siguiente, ya verán, será justificar también el famoso corredor peatonal de Begoña a San Lorenzo. Versión 2.0 del Muro y que llena de colorines las calles Ruíz Gómez o Caridad. ¿Cuántos peatones dirán que lo utilizan? ¿2.000 o 3.000 a la hora? Oigan, y sin despeinarse.
@balbuenajm