Se solapan muchas cosas encima del debate de orientación política. Ya saben, el conocido como debate sobre el estado de la región que está teniendo lugar en el Parlamento asturiano. Una de ellas es la presentación de los Presupuestos Generales del Estado. Cuentas que negociaron con desencuentros el PSOE y Podemos, siendo su puesta de largo protagonizada por Pedro Sánchez y Pablo Iglesias. Algo que hicieron con toda solemnidad, en una ceremonia que parecía la apertura de unos juegos olímpicos. Veremos, cuando se conozcan en detalle, como tratan a Asturias. De momento, lo que nos deparan es una subida de impuestos (al diésel, Sociedades, IRPF, bebidas azucaradas, etcétera) para hacernos la «vida más fácil». Aunque, lo que ocupa y preocupa en la calle, no son estos juegos florales, sino el coronavirus que todo lo invade y engulle. Sus señorías en la Junta entenderán, pues, que el asturiano medio ande mosqueado. Hablarles de futuro y un proyecto para la región cuando están doblemente confinados -los tres grandes municipios asturianos, más la comunidad entera- les suena lejano. Yo diría que en una galaxia muy (pero que muy) lejana. No digamos a los sectores más afectados por esta pandemia como es la hostelería, chivo expiatorio de todas las restricciones que estamos viviendo.
En este sentido, el discurso de nuestro presidente, Adrián Barbón, no fue tan optimista como el de hace más de un año en su investidura. De hecho, Barbón fía su gobierno a la consecución de los fondos europeos. El maná que presuntamente vendrá de Europa. Ligando también la negociación de los presupuestos regionales a ese dinero llovido del cielo. Es decir, se cebará la bomba -aumentará el gasto público como en los del Estado- sin incluir ni una sola reforma. Es decir, la Asturias que tiene la población activa más baja de toda España, o sea, donde menos gente trabaja, seguirá exactamente igual. A la postre, amortizando fuerza laboral con cada crisis que venga. Disminuyendo su parte privada (Acerlor-Mittal ya ha bajado de los 5.000 empleados), mientras que la pública seguirá creciendo (son más de 40.000 funcionarios los que tiene el Principado). Con negocios medio moribundos a los que se les ofrecerán ayudas para paliar la situación, eso sí, puede que cuando lleguen ya estén cerrados. Olvidando que lo que desea la gente es trabajar y no apuntarse a la beneficencia. A todas luces, única salida que se ofrece a día de hoy.
@balbuenajm