Termina una de las campañas más sosas que he visto. Ni se produjeron grandes debates, ni siquiera polémicas. Todo el pescado estaba vendido de antemano. Fue casi como ver una película en la que ya sabes el final. Lo que más salió a la palestra fue el famoso programa oculto del Partido Popular. Algo, por otra parte, que es público y notorio porque desde Bruselas ya nos están diciendo cómo será el futuro: lleno de recortes. Pensar que existe otra cosa a partir del 20N es absurdo y más si tenemos en cuenta a lo que se va enfrentar el nuevo gobierno. A mí me parece también que ha sido una campaña relajada. Algo así como cuando los ciclistas se plantean una etapa de transición ante la llegada de la alta montaña. Rajoy y Rubalcaba cambiaron tanto los papeles que el primero ejercía ya de presidente, mientras que el segundo aceptaba el papel de oposición. Y eso se notaba en todo. A Rajoy le han preguntado mil veces qué va a  hacer con la crisis de la deuda soberana, mientras que a Rubalcaba se lo comentaban de pasada. Los ciudadanos tuvimos claro que lo importante ahora no son estas elecciones, sino la grave situación económica. A un paso, por cierto, del colapso.

No obstante, y como había dicho daré mis previsiones para Asturias. Creo que va a ganar el Partido Popular con 3 diputados, repartiéndose los restantes de la siguiente manera. 2 irán a parar para PSOE, 1 para Izquierda Unida y Foro Asturias se quedará con 2. A nivel español no merece la pena comentarlo porque la mayoría absoluta del PP está certificada.