Sí, por menos de un café se puede comprar una caja de ahorros. Al menos, eso fue lo que pago el Sabadell por la CAM: un euro. El mayor rescate de la historia financiera de España ha pasado bastante desapercibido. Su importe total –con pérdidas actuales y futuras cubiertas- rondará los 21.000 millones de euros. Vamos, que ha dejado a los fondos de garantía bancaria (FBD y FROB) completamente secos. Algo así como si el Fondo de Garantía Salarial (FOGASA) pagase a un solo desempleado la totalidad de sus depósitos. Todo ello mientras este desaguisado parece no tener culpables. El último presidente, Modesto Crespo, se aseguró un sueldo de 300.000 euros anuales pese a estar la entidad en quiebra. A lo que hay que sumar lo de su ex directora general: María Dolores Amorós. Fue despedida por asignarse una pensión vitalicia de 369.497 euros y, no contenta con eso, salió corriendo al juzgado para pedir una indemnización. Como ven, lo mejor que puede hacerse con un euro es comprar una caja aunque esté quebrada.
Precisamente, por un euro más controlado ha dicho Reino Unido que no participará en la reforma del tratado europeo. Por cierto, algo en absoluto preocupante. La posición británica con respecto a Europa siempre estuvo con un pie dentro y otro fuera. Sin duda, se sienten más cómodos así. La reforma del Tratado de Lisboa implicaría nuevas regulaciones financieras y eso, en la City londinense, no gusta mucho. El estar fuera del euro al Reino Unido le ha traído muchas más ventajas que inconvenientes. Una de ellas, por ejemplo, es que ha logrado mantener su deuda soberana a tipos razonables. Pese a tener más desequilibrios que la economía española, los británicos no sufren ataques descarnados de los mercados. Y cuando esto sucede, ahí está el Banco de Inglaterra para comprar deuda a mansalva. Algo que, para los países del euro, tiene vetado el Banco Central Europeo. Con una perspectiva así, ¿a alguien le extraña que quieran seguir igual?