El anteproyecto de ley de movilidad que está preparando el Ministerio de Transportes puede ser la puntilla para el ferrocarril de cercanías asturiano. Ya saben, ese medio residual que aquí utilizamos cuando no queda más remedio. En principio, propone que las líneas más deficitarias sean cerradas, sustituyéndolas por autobuses y otros medios alternativos. Algo, por cierto, a lo que en nuestro paraíso natural estamos de sobra acostumbrados. Fíjense si no que la cantidad de veces que compramos un billete de tren y acabamos llegando a nuestro destino por carretera. Bien sea por argayos en las vías, averías o, simplemente, no hay maquinistas. Digamos, pues, que como eso es lo habitual, las cercanías en Asturias carecen del número de viajeros suficientes para tener un umbral de rentabilidad. En otras palabras, el Ministerio no está por la labor de incrementar la venta de billetes mejorando ese servicio nefasto, sino de meter la tijera directamente. Descanse en paz el ancho métrico (antigua Feve) a partir de 2027: año en el que ya no estará bajo la especial protección de ser una Obligación de Servicio Público (OSP).
Entiendo que las buenas palabras de la ministra del ramo ayer en Ribadesella, Raquel Sánchez, tienen un claro carácter electoral. Sobre todo, porque nadie se cree que no vayan a cerrarse líneas o suprimir estaciones como afirmó. Simplemente, porque entonces su plan no cuadra. Aquí, si de verdad queremos conservar esos 669 kilómetros de vías que son como nuestro metro, no queda más remedio que el Principado asuma las competencias. Dotadas, por supuesto, de la financiación suficiente por parte del Estado. Dejarlo en manos de Madrid, como ha quedado demostrado, significa la muerte para una red ferroviaria que recorre buena parte de nuestra geografía. ¿Es esto pedir un imposible? ¿Resulta una quimera que dependa de nosotros el medio de transporte del futuro? En absoluto, en otras autonomías (Valencia, por ejemplo) lo han hecho. Sólo hay que tener las ganas y el coraje político suficiente. Ver una oportunidad donde otros sólo perciben un problema. Desde luego, resulta increíble que, tras denostar a la carretera por contaminante, decir que los asturianos abusamos de ella, hacer una especie de «apartheid» para el vehículo particular o intentar crear un área central durante la pasada legislatura con el ferrocarril como eje; ahora se nos diga que lo mejor es ir en autobús. Sin comentarios.
@balbuenajm