Cualquiera que observe el proceso de primarias en el PSOE podría llegar a la siguiente conclusión: Rubalcaba va ganar de calle. Sin embargo, en la historia de estos comicios internos ha habido bastante sorpresas. Una cosa es lo que digan los dirigentes, o sea, el aparato, y otra sus militantes. Si recordamos Borrell ganó a Almunia claramente en las votaciones, aunque luego fuera forzado a dimitir. En el congreso donde se nombró Secretario General a Zapatero, el elegido por la cúpula había sido Bono contando con todos sus parabienes. Ahora, Carme Chacón, parte con desventaja, no sólo por el número de avales que presentó, sino por que Rubalcaba domina el poder central. Me da la impresión de que Chacón, para gran parte del partido, es un elemento exógeno. Es decir, la ven como más integrante del socialismo catalán –que siempre ha ido a su bola- que del nacional. Quitarse eso de encima, sin duda, le va a costar. Muchos militantes no olvidan aquello que dijo Montilla a Zapatero: «José Luis, te queremos, pero queremos aún más a Cataluña». Así como, las múltiples amenazas de voto en contra y rebeldía que trajo consigo la aprobación del Estatut.
Aquí en Asturias, obviamente, se está al lado de Rubalcaba. Es más, fue la primera comunidad que visitó en su tour buscando el voto. Chacón, que hoy presenta su proyecto en Gijón, no tiene calado ante el socialismo asturiano. Llega justo cuando la agrupación local censuró la gestión de José Luis Rodríguez Zapatero al frente del partido. Eso sí, sólo por un voto. En cualquier caso, difícil equilibrio ese de elegir entre un ex vicepresidente y una ex ministra de quien acabas de reprobar.