En el consejo de administración de la Empresa Municipal de Servicios de Medio Ambiente (Emulsa) del pasado miércoles quedó claro. La situación económica de este ente público es muy delicada. Tanto, que el gerente informó que la había puesto en conocimiento del Tribunal de Cuentas por si pudieran surgir «conductas ilícitas desde un punto de vista contable, administrativo o penal». En definitiva, si presuntamente existió algún tipo de irregularidad que ha llevado a Emulsa al borde del precipicio. De hecho, si estuviese en el sector privado, o sea, no tuviese el aporte de fondos por parte del Ayuntamiento (3,6 millones de euros va a necesitar para cuadrar 2023), su viabilidad sería nula. Dicho de otra forma: tendría que cerrar. Entre otras cosas, tanto por su mala gestión (facturas sin cobrar o precios muy bajos por los servicios prestados), como por la falta de colchón financiero (los 15,7 millones de euros que aparecen como reservas en la contabilidad no existen). Representantes de partidos, sindicatos y el movimiento vecinal reclamaron una auditoría externa. Algo, claro, que nunca sobra cuando se cambia de gestión. Recordemos que Emulsa hace un año ya dio síntomas de bastante desorden por el caso de presunto acoso sexual de un capataz hacia sus subordinadas. Entonces, saltaron todas las alarmas puesto que dicho comportamiento inapropiado no fue detectado, ni tampoco atajado, desde la propia dirección; pero nada se dijo sobre el tema económico. Sobre todo, porque la pandemia, como en tantas otras cosas, sirvió como excusa perfecta para continuar inflando el globo hasta que estalló. Resumiendo, nuestra empresa de limpieza municipal se encuentra en la UVI. Lo que se pregunta Juan Gijonés (nombre ficticio) es si habrá alguna otra en situación similar. Esto es, si nos vamos a seguir encontrando con sorpresas desagradables dentro del conglomerado municipal. En otras palabras: si tendremos que seguir mandando empresas al hospital.
@balbuenajm